(Amílcar Ámbanos)
Estaba en condiciones de escribir
un poema inédito. Tenía antecedentes,
podía incurrir sin dificultad en el mismo
sentido.
La manufactura del poema, es algo tan
banal como pelar una papa: una práctica
que se repite y funciona.
No hay que esperar un resultado excepcional,
sabemos que nadie lo espera; nadie espera
nada de un poema, no se esperan poemas.
Las calificaciones y valores son ajenas
al acto de escribir, si se trata de un poema:
eso no lo sabemos; siempre habrá alguno
que diga ésto no es un poema:
Es aceptable, buenos y malos poemas
siempre convivieron sin conflicto,
incluso con los dudosos, que no son
pocos. Nadie se pregunta cuántos son.
El único requisito para la manufactura
del poema concebido, o en trámite de
gestación, es una cierta concentración
en lo que se hace: lo mismo que al pelar
una papa.
Las papas no son todas iguales, tampoco
los poemas: se pueden hacer poemas
muy distintos sobre una misma papa.
Sin embargo, la misma materia orgánica
produce papas y poetas. Aunque es sabido
que el genoma del tubérculo contiene más
genes que el de un poeta genérico.
¿Para qué profundizar?
El poema es ajeno a lo cuantitativo, no mide
sus palabras ni tiene por qué hacer números
o arrojar cifras:
El poema se hace con palabras, no con números.
Un número discreto de palabras le alcanza, y
su manufactura es tan banal como pelar una
papa o cualquier tubérculo conocido:
No hace falta saber mucho ni conocer el oficio
para ser reconocido: hay que empezar por
reconocerse y editarlo en la mente.
Los poemas inéditos son acumulables,
nadie pregunta cuántos son
ya que no emiten contaminación.
¿A quién le importaría esa cifra?
Hay suficientes poemas buenos y malos,
tanto importados como autóctonos
como inéditos y apócrifos.
Cada uno habrá de tener los que merece.
Soy reacio a emitir juicios de valor
dentro del poema o fuera de contexto:
Fuera del contexto histórico, todo juicio
tiene un valor subjetivo y dentro también.
El juicio de la Historia podría demorar
bastante: el poema no está para esperar.
Es movimiento que fluye
en sentido descendente,
crece hacia abajo
como un tubérculo enterrado:
una papa que habrá que pelar.
(Ahora escribiría un poema orgánico,
tengo casi todos sus miembros, sólo
falta el título.
No, ya está: La papa)
No hay comentarios:
Publicar un comentario