miércoles, 18 de octubre de 2023

Florecen las opciones

 

(Serafín Cuesta)

 

La automatización de la producción

prometía cambiar el mundo.


Como otras opciones que lo prometían,

tampoco funcionó:


Hubo poetas, mucho antes, que aspiraban

a cambiar el mundo, pero fracasaron.

Incluso la escritura automática de dadaístas

y suerrealistas fracasó:


La libertad no funciona más allá de ciertos

límites.


Ellos abrazaron el comunismo incipiente,

que crecía en Europa y otras partes del

mundo, en la promesa de cambiarlo.


No duró mucho ese amor. Pronto se fueron

decepcionando: los poetas suelen ver más

allá de la realidad y vislumbraron ciertas

contradicciones entre práctica y teoría, que

los llevarían al fracaso.


No entendían que para alcanzar la libertad

definitiva, hubiera que recortar y reprimir

otras libertades.


II

Ya no hay países ni estados comunistas,

el mundo cambió. El desarrollo de las fuerzas

productivas no determinó el cambio histórico,

ni el crecimiento cuantitativo de las masas de

trabajadores empobrecidos produjo el esperado

salto cualitativo.


Ya no hay poetas surrealistas, el mundo cambió:

La realidad es otra, como siempre.


Aunque florecen las opciones, se generan nuevas

oportunidades y hay cada vez más poetas. Pero

nadie piensa en cambiar el mundo ¿Para qué?


Las nuevas tecnologías prometen dar respuesta

a todo y nadie, mínimamente razonable, quiere

volver a fracasar.


El pasado no existe, es sólo historia, letra muerta.

El mundo cambió y seguirá cambiando

por sí mismo, en forma automática, como lo viene

haciendo y en un sentido cada vez más inteligente.


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