(Ricardo Mansoler)
El caracol insubordinado
subía por la pared,
la escalaba con la naturalidad
de un iniciado.
Aspiraba alto: llegó hasta el techo.
Los caracoles son más previsibles
que las moscas, se mueven con mesura.
Podemos medir su avance en el tiempo.
No aman la velocidad y no tendrían
por qué envidiar a las moscas, aunque
bien podrían despertar la codicia de
la babosa, que no tiene casa donde
guarecerse y protegerse de sus predadores.
Todos tienen sus predadores, hasta las
moscas; pero son más imprevisibles:
Para nosotros es más fácil aplastar
un caracol que una mosca. No somos
demasiado veloces.
Pero somos los únicos que no tenemos
predadores, los vencimos hace mucho:
Ahora somos invencibles
y cada vez más imprevisibles.
(Las aspiraciones del caracol tienen
un techo. Ahí está, llegó al techo
y descansa en su casa. Hace unos
dos meses que está ahí, manteniendo
el aislamiento preventivo)
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