martes, 31 de octubre de 2023

Visitas inesperadas

 

(Nicasio Uranio)

 

No tengo una visión muy nítida, sea

la presbicia, las cataratas o la maculopatía.

Pero alcancé a distinguir algo extraño

en el bebedero de mi gato.


Suele pasar, si bien le cambio el agua a

diario, que a veces algo caiga, incluso un

grano de su alimento.


Aunque ésto que veía estaba en el borde,

no en el agua, y no tenía el tono ni la forma

de esos granos.


Lo aparté y lo dejé en el piso mientras

cambiaba el agua. Noté que se movía.


Lo tomé con delicadeza y comenzó a

deslizarse, explorando mi mano. Pude ver

sus pequeñas antenas retráctiles: sin duda

mi mano y yo éramos una superficie

desconocida.


Era una babosa joven; no sé cómo habría

entrado y llegado hasta ahi.


La llevé al jardín y la deje en la tierra,

entre las plantas.


Una babosa, alguien que se arrastra por el

mundo, debe evitar el sol directo y deja,

a lo largo del camino, un humilde rastro

de baba como testimonio de su paso por

la vida.


Es cierto que puede hacer estragos en alguna

de nuestras plantas, pero hay suficientes cosas

en común como para sentir cierta empatía:


Un término muy mentado en estos tiempos,

a veces con sentidos más dudosos que el

metabolismo simple de una babosa.

 


 


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