martes, 10 de octubre de 2023

Desparpajo

 

(Epifanio Webber)

 

El pato parpa con desparpajo,

es un parpar parejo

que se repite en el tiempo

con una continuidad que expresa

su voluntad a ser reproducido.


El pato vuelve a parpar,

yo adivino el parpadeo del ojo

de la o, mirándome como si fuera yo

o mi parpajo reflejado en el prefijo.


Adivino una repetición pareada,

como un parpadear, acaso más perfecta.


¿Es más perfecto el pato que el gusano sano?


No se puede afirmar ésto, no conozco

mucho sobre las emisiones del anélido,

ni sé si se repiten en secuencias regualres

a imagen semejanza.


Las patologías atraviesan todos los

discursos del mundo sensible.

Nadie es ajeno: No es sano ser ajeno

ni permanecer.


Los enajenados no parpan ni disfrutan

los parpares del mundo; ni trinos,

ululares, ni el canto del ruiseñor

ni el del urutaú.


Aunque puden distinguir al que desafina.

Un enajenado genérico puede identificarse

con cualquier otro desafinado, sin necesidad

del prefijo compartido con desparpajo.


La desafinación puede ser tan dudosa como

apócrifa: Sabemos de emisores que imitan

el canto de otros para atraer a sus presas.


El mundo se divide en predadores y presas,

vivimos rodeados de emisiones engañosas

y nos es natural reproducirlas.


Como el parpar, el desparpajo y nuestros

prefijos nativos.


Vuela el pato, y con desparpajo

vuelve a parpar lo ya parpado.


Yo adivino el parpadeo de Dios

en su parpar Divino.


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