(Olegario Saldívar)
Siempre estás igual, vos,
le digo en el sueño a Juan Carlos,
un ex compañero de colegio.
Sonrió, sabemos que es tan viejo
como yo: nuestra promoción
egresó hace cincuenta años, tal vez
más (incluso algunos ya egresaron
de la vida), aunque yo no me recibí
con ellos.
Era verdad, él se veía joven:
No como cuando era estudiante,
pero bastante joven y lozano.
No soy de hablar en sueños, pero
no miento: En el sueño no se miente,
no hay lugar ni forma de que prospere
una mentira.
Después, podemos mentir a voluntad,
el sueño es otra cosa: ahí no ejercemos
ningún control de la voluntad; estamos
controlados por el inconsciente, y él
no miente.
Los sueños son ajenos a la verdad,
tanto como a su falta. Solo cumplen
su función, que mucho no conocemos.
Pero la verdad, estaba igual. Lo mío
no fue un cumplido.
(Tampoco estoy seguro que sea un
mérito, estar igual. Yo hace bastante
que dejé de estar igual)
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