(Tomás Mercante)
Todo verbo es político,
y si se quiere, poético.
Todo cuerpo es político,
aunque no sea poético.
Al verbo no le importa
lo que haga el cuerpo
consigo, sea lo que fuere:
Se mantiene neutral, ajeno
a los usos que se le incorporen.
Mantenerse ajeno puede ser
poético en ocasiones, pero
siempre es político.
El cuerpo del verbo permanece
idéntico a sí mismo; sabe ser
poético aunque eso tenga un
costo político.
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