(Florencio Langer)
Embiste la hendidura
con empatía, sin poder
definirla.
Carne dentada hiende
ese accidente que la
encarna, sin definirse.
Observa lo que queda
abierto, como definición.
(Las definiciones son así:
cada uno intepreta lo que
quiere, según lo que es)
Subyacen cadáveres auténticos
aunque anónimos, entre las
babas del discurso que se abre
como un poema sin resolver.
La pulpa dilatada, la vista gorda
a los accidentes de la carne que
servida yace, acreditando ese
movimiento que tampoco la define.
La vida es movimiento, el mundo
gira en un sentido ávido y hostil
a los que no se mueven y subyacen.
Ni los cadáveres difuntos
son definitivos.
Almas indefinidas enemigas
vendrán por tu carne y medrarán
con los restos descompuestos
del deseo excedente.
Recuerda el sueño del bacilo
en sus encarnaciones sucesivas.
Aprecia las oportunidades de la
carne como producto de sí misma.
Hasta la carne sin valor comercial
posee algún valor residual: Se sabe
que la carne es triste, asimétrica
y jugosa, después se seca, y no
goza.
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