(Elpidio Lamela)
Ud. goza de cierto reconocimiento como
filósofo, aunque no es fácil acceder a su
palabra, dado que prefiere la clandestinidad.
¿Hay algún motivo?
-No lo sé, en una oportunidad tuve que pasar
a la clandestinidad por ciertas circunstancias
y luego me acostumbré, desarrollé un apego.
Y no creo ser muy reconocido, acaso pueda
serlo un poco en el campo impopular.
-Bueno, a propósito, quisiera preguntarle
sobre eso: ¿Existe la voluntad popular?
-Hay que tener cuidado con las
palabras, suelen llevar a conclusiones
engañosas. Si se permitiera el libre
acceso a las herramientas para su
desarrollo, la voluntad popular sería
peligrosa: Nadie sabe lo que quiere:
¿Acaso somos todos iguales y queremos
lo mismo? ¿Querríamos lo mismo, si
fuéramos iguales?
-De sus palabras se desprende que contempla
como imposible la existencia de una voluntad
popular. ¿Podría decirse que nunca existió?
-No, esa es una interpretación sesgada, como
todas: Con las palabras, nada es imposible.
Ya lo advertí al principio, hay que tener
cuidado con las palabras.
-¿En qué sentido? Porque no veo que haya
nada que las reemplace, y todo lo que se hace
con palabras es interpretable; cualquiera de
ellas ya lo es en sí misma. Y sin su valiosa
colaboración, no hubiera tenido lugar toda
nuestra evolución.
-Ahí está el punto. Ocurre que la evolución
no une, acaso divide más de lo que une:
Hablamos de evolución sin saber qué es ¿Ha
notado que usa cada vez más esa palabra?
Es que sirve para justificar, para ocultar, para
vender, y no sabemos cuántas cosas más.
No sabemos qué es, y cada uno le atribuye un
significado, una interpretación acorde a sus
necesidades, deseos e intereses: Todo eso que
llamamos voluntad.
-Sin ella no seríamos nada.
-No lo sé. Tampoco sabemos mucho de eso.
Ocurre que somos producto de las palabras, y
algunas evolucionan más que nosotros, o a
otra velocidad.
-Si fuera así, estaríamos condenados a un
futuro incierto y azaroso, completamente ajeno
a nuestra voluntad. Prefiero no creerlo.
-Es posible que ni siquiera lo vislumbremos
como posibilidad, estamos ocupados en interpretar
todo lo que pasa y producir nuevas interpretaciones
que se adapten a la realidad presente: es más útil.
Yo desconozco nuestra voluntad, ni siquiera estoy
seguro de la mía.
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