(Horacio Ruminal)
Antes había más pesca.
Antes no se pescaba más
que ahora, sino que era
otra pesca, eran otros peces
y nosotros, los pescadores.
Quien más, quien menos,
cada cual tenía su caña, o
deseaba tenerla, o deseaba
la del otro.
Se deseaba más, había otros
valores, acaso más deseables.
La pesca estimulaba la actividad
contemplativa, compartida o no,
e integraba una cultura en la que
todos podíamos pescar.
Era un pretexto, la pesca, para
juntarse y salir de pesca: era más
importante eso, que el producto
de la pesca:
Poco importaba no pescar, no había
nada que justificar con resultados.
Si bien existía la pesca industrial
y los inmensos buques factoría que
violaban nuestras aguas territoriales,
no importaba mucho:
El cultivo de la pesca deportiva
mantenía su lugar en la cultura popular.
¿Existe hoy una cultura popular?
¿No, aunque antes había más?
Hay quienes afirman que la pesca, fue
una de las primeras actividades que
nos socializaron.
Es cierto que cualquiera puede salir
a pescar solo, y gozar del cultivo de
esta actividad apasionante, pero hoy
es una práctica olvidada:
Son otros los tiempos que corren,
otros hábitos, otros valores; nadie
tiene tiempo que perder esperando
a que algo pique..
Y acaso, ya no haya nada que pescar.
No sé, yo nunca pesqué.
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