(Germán Singerman)
Controla tus adicciones.
Controla tus excesos.
Controla tus aversiones.
La aversión, el recelo, el rechazo
como la simple sospecha o el asco
irracional, son versiones negativas
del odio primordial.
No te excedas en la emisión
de emociones de signo negativo,
como el rencor, o la envidia:
Todos tenemos algo que envidiar
desde que somos imperfectos.
Nadie es tan perfecto como para
no tener nada que envidiar, ni
odiar a nadie.
El odio es un recurso natural
que nos hace más competitivos
para vencer al enemigo, o
superar al prójimo como deseamos:
Tal es el mandato biológico que portan
nuestros genes y nos hizo superiores.
El odio es constitutivo, y por tanto
inevitable: Quien no odia, no ama.
Quien no tiene enemigos, tampoco
tiene amigos.
Todos tenemos enemigos, aún cuando
no los hayamos reconocido todavía.
Se cree que es el sentimiento más
antiguo entre nosotros, el único que
siempre nos acompañó.
Pero hay que ser mesurado y evitar
los excesos: El odio controlado es
más productivo.
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