(Manuel Santos Lupanares)
Aúllan, Sancho: Señal
que desafinamos.
-No creo, Señor, que debamos
prestar oído a esos aullidos:
Tenemos una misión elevada
que cumplir y no podemos
distraernos por nimiedades.
-Sí, Sancho, lo nuestro es, tal vez
demasiado elevado para ellos. De
cualquier modo no lo comprenderían,
no podemos esperar ninguna afinidad.
-Bien lo ha dicho mi Señor, sigamos
desafinando, que tampoco hay que fiarse
de todos los aullidos, ni creer en señales
engañosas ¿Usted los conoce a esos
aulladores?
-No, Sancho, un caballero que se precie
no condesciende con la chusma, ni
desciende de su jamelgo.
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