(Eleuterio York)
Cualquiera podría hacer un poema
como éste, hasta yo.
Motivo suficiente para no hacerlo;
esa condición subjetiva es, también
un estímulo negativo:
Nadie se apasiona con algo que hace
todo el mundo, o podría hacerlo.
De lo contrario, estaríamos todos
haciendo lo mismo, o escribiendo
el mismo poema; uno como éste.
No estaría tan mal, si no fuera que
eso conspiraría contra la lectura de
poemas, ya bastante discreta.
Pero nadie piensa así, antes de hacerlo,
lo que explica que la producción de
poemas no decline, a pesar de no
alcanzar la categoría de mercancías.
Por el contrario, disponerse a la
manufactura de un texto con aspiración
poética, implica la condición de creer
que uno puede hacer algo distinto, y
hasta único.
Eso es lo que lo impulsa a hacerlo, y
como toda creencia es un acto de fe.
Pero además, en este caso es verdadera:
El poema siempre será único (salvo
que sea una copia fiel) aunque no posea
ningún otro valor, y cualquiera lo hubiera
podido hacer mejor.
¿Es un verdadero valor ser o saberse
único, como producto?
No lo sé, pero no es excluyente: Estamos
rodeados de valores dudosos que gozan de
buena salud y nos resultan aceptables.
¿Cómo no aceptar que este poema es único,
aunque podría haber sido hecho por cualquiera?
Un buen feligrés, no se pregunta para qué
hace lo que hace; sabe que tiene que hacerlo
porque alguien lo tenía que hacer. Así lo cree.
Cualquiera podría hacer un poema como éste,
hasta yo.
Pero sólo yo estoy haciéndolo: Podría ser mejor,
pero al menos es único.
No hay comentarios:
Publicar un comentario