(Elpidio Lamela)
Una ovación injusta pero
algo silenciosa acompañó el
desove de cuerpos colegiados.
Desovar es sano, colegimos,
como desobedecer el silencio
cómplice que la autoridad
impone a los educandos.
El sometimiento también educa,
los gerundios de hoy, serán los
participios del mañana.
Una ovación silenciosa
puede significar tanto o más
que un cuerpo desovado
contra su voluntad.
No se requiere una voluntad
inicial, es algo que se educa:
Salvando toda contradicción,
la voluntad del educando no
cuenta demasiado.
De cualquier forma acabará
incorporando los conceptos básicos:
La disciplina, el orden, el respeto
a las jerarquías y el reconocimiento
de los límites propios de su condición
inferior.
El sentido también se incorpora
con el trabajo colegiado y la acción
conjunta de todos los actores.
Todo cuerpo en desarrollo, es también
un miembro, que más allá de las
calificaciones obtenidas, pasará
de un estado a otro, sin dejar de ser
un significante.
Saquen una hoja.
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