(Manuel Santos Lupanares)
Me dormí sobre mis laureles,
Laura. Ahora, ¿Eran míos?
No pude averiguarlo, yo
ya me había dormido.
Tampoco supe si eran tales,
Laura, mis laureles:
En los sueños,
la confusión en soberana
y nunca nadie verifica nada.
Aún así, el sueño es lo más justo
que tenemos, Laura.
Sobre laureles engañosos
o apócrifos, también se duerme.
Doy fe, no lo soñé.
Ahora no sé, Laura, lo que sea
que es este laurel, creció mientras
dormía, a una velocidad soñada:
No creo que sea propio de laureles,
me temo que podrían ser maleza.
Aún así, el sueño es lo más justo
que tenemos, Laura.
Eso importa más que los laureles,
sean legítimos o no.
Soñemos, Laura, ahora que podemos.
Estamos solos cuando no soñamos.
Soñemos con medidas justas.
Soñemos sin medida, soñemos juntos
en comunión con todo lo que crece
como auténtica maleza solidaria.
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