(Amílcar Ámbanos)
El tráfico de influencias
es algo bastante común
en escritores y poetas.
Todos reconocen algunas,
en ciertos casos procuran
disimularlas.
Puede que haya quienes no
las reconozcan públicamente,
pero eso poco importa a las
influencias.
Ellas son anteriores a cualquiera
de esas plumas, que se pretenden
libres de contaminación ajena.
Nadie está libre, ni podría
permanecer ajeno al tráfico
de influencias.
Incluso aquellos autores, cuya obra
ha sido decisiva en nuestra formación,
también fueron objeto de influencias,
aunque hayan sabido ocultarlas y no
las conozcamos.
Muy pocos son capaces de leer un
texto, un poema, y detectar todas las
influencias que contiene: Hay que
haber leído mucho, casi todo.
Yo reconozco algunas de las mías:
Caben en los dedos de una mano;
pero seguro, son más las que no sé
reconocer:
Nunca fui un buen lector.
No hay comentarios:
Publicar un comentario