(Manuel Santos Lupanares)
Una vieja aspiración
pasó por la memoria,
como una ballena vacía:
sin pena ni gloria.
Las aspiraciones son así,
nacen y mueren, vienen
y van; nos abandonan
como ballenas viejas
varadas en la arena,
esperando que suba la marea
para seguir su viaje.
Cualquier memoria usada
está llena de aspiraciones
ya vencidas, materia residual
que hay que eliminar de
vez en cuando, para preservar
la función y facilitar el paso
de ballenas vacías.
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