(Encarnación Segura)
El costo de la hechura original,
con sus costuras heredadas de
fibras inconsútiles ¿Podría
trasladarse como el alma del deseo
sin la sana competencia del odio
primordial?
La pirámide se estrecha hacia la
cima. Nadie pregunta cuántas
manos fueron insumidas para
costearla.
¿Qué nos espera acá arriba?
Las huellas disparadas y dispersas
del digitígrado divino, que huyó
del odio comparado para no ser parte
y los subdioses incipientes, sumidos
en la eterna disputa por un botín
apócrifo:
No hubo testigos cuando Dios
descompensado, quizás por un exceso
de amor mal gestionado, se pronunció
en su contra.
Nadie acudió a contradecirlo: Estaba
solo y mal asesorado, pero no se doblegó
y se recompuso a tiempo.
Sabía que no podía contar con nadie
más que consigo, y así lo hizo,
que para eso están los dioses.
Serenada su alma infinitamente
inaccesible, descansó, aprobándose
como sólo Él puede hacerlo, sin
necesidad de esperar milagros:
No iba a malograr su día por cuestiones
de amor.
Recobradas sus fuerzas sobrenaturales,
se rió a sus anchas, con su risa unigénita
y Divina, feliz como sólo un Dios puede
estarlo, burlándose de todo.
Y vio que era bueno, porque ése era
el sentido verdadero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario