(Eleuterio York)
Al fin de la batalla
reconoció el error:
No debí presentarme,
no daba la talla para
esta batalla.
Pero así son todas las
batallas, incluso las
involuntarias:
Se gana y se pierde.
Si no fuera así, nadie
libraría ninguna batalla:
Nunca hubiéramos podido
ser conquistados ni conquistar
a nadie.
¿Qué sentido tendría
una confrontación que no
attojara un ganador?
Las batallas son oportunidades,
hay que saber aprovecharlas,
tomando buenas decisiones.
Las batallas perdidas son oportunidades
de crecimiento, experiencia ganada para
otras batallas.
No importa cuántas haya que perder, si
sirven para ganar la guerra.
Reconocer el error es una buena decisión:
La batalla está perdida, ahora habrá que
determinar si fue un error no forzado, o
producto de una mala decisión, reconoció
el cadáver emocionado.
(Es una tranquilidad ser un cadáver
reconocido, hay tantos que aún esperan...)
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