(William Arsenio Pereyra)
Anida entre los yuyos
el eco del coyuyo.
Entre los ecos,
yuyos hembras y machos
se asemejan y cobijan:
se asemejan y cobijan
el eco del coyuyo.
Se parece al mío, es
parecido al tuyo.
Pero no es nuestro
el eco del coyuyo.
La economía del sonido
no distingue propiedad:
ecos y yuyos, comparten
el mismo ecosistema
con el canto del coyuyo.
Hay yuyos buenos y malos,
como esos bichos que oculta
la maleza, algunos venenosos
como el cocuyo.
Nosotros tenemos nuestro
propio canto, bueno y malo
y la zamba de los yuyos para
enamorar.
Está esa otra, de los yuyos
para envenenar, de igual o
mayor valor aunque menos
conocida; no encuentra eco.
Entre los yuyos, anida
el eco del coyuyo,
que tampoco es tan suyo:
El eco no tiene dueño:
No te hagas eco del sueño
de autor desconocido, ni
mucho menos del sueño
de diseño:
Cultiva el sueño tuyo
con tus propios yuyos.
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