(Asensio Escalante)
Nota que sus notas
no son las que debieran.
Altas y bajas
desafinan a la par.
Esas notas, ya lo había
notado, no parecen suyas.
Reconoce que no: las notas
se suceden entre sí, algunas
se parecen a las que faltan
remedando una corrección
engañosa.
No se evitan entre ellas, ni
reconocen un rechazo definitivo:
Ajenas a los principios armónicos
entran y salen como si nada, sin
producir sentido apropiable.
Ni siquiera pueden alterar un orden
que no reconocen. Se mantienen
ajenas, sin ser las que debieran
para gozar de una entidad reconocible:
Ninguna prevalece ni domina, sólo
se suceden como si fueran parte de
un acorde olvidado, que nunca entró
en función.
Nota que son notas incorrectas. Sabe
que ninguna nota puede ser idéntica
ni igual a otra: Ese es el sentido que
las une.
Por eso se necesitan entre sí, salvo las
notas a evitar que cualquier iniciado
reconoce.
No se puede evitar el efecto indeseado
de esas notas, tan ajenas como ese:
Como ese que registra el movimiento,
altas y bajas sucediento a la par, sin un
sentido que justifique el movimiento
del animal anómalo, que sólo se reconoce
en esa afinación ajena.
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