viernes, 31 de diciembre de 2021

La evolución del género poético

 

(Ricardo Mansoler)

 

Hice lo necesario
pero no fue suficiente.

Justificaciones al margen,
no es necesario compartir
necesidades.

El poema autosuficiente
no responde a esta necesidad
ni a otras:  sabe lo que necesita
y no necesita ser necesitado
para ser.

Los necesitados no preguntan
por la extracción de clase del
poema, son indiferentes al ejercicio
de la autoridad y a la muerte del autor.
Y no hacen poemas.

Son ajenos a la transgénesis,
a la proliferación de categorías genéricas
y a la multiplicación de las penas.

Indiferentes a la reproducción de géneros
que mutan, a las nuevas cepas y sus
aplicaciones disponibles.

No se bajan ninguna aplicación,
no se bajan nada.  No se bajan:
No tienen adónde bajar.

El poema es un género que muta,
como la realidad: es cambiante.
No se reconoce en una forma única
y estable.

Hay poemas que mantienen
su estabilidad, otros aspiran
sin comprometerse mientras viven
de las mutaciones, como cualquier
virus.

El poema puede tener el sexo que quiera:
uno, dos o más si es necesario
(para algunos es una necesidad, para otros
mera ilusión de la materia, o un exceso
a evitar)

El poema puede autopercibirse asexuado,
apolítico, asincrónico u asintomático
o abrazar cualquier anacronismo
y reclamarse analógico.

Pero puede mutar, reconvertirse, y hasta
creer que evoluciona como cualquier
organismo vivo.

Los organismos vivos pueden tener sexo,
o no, según su estadío evolutivo:  los más
elementales se siguen reproduciendo por
división.  

De esa función descendemos y
descienden todos los poemas emitidos
(que, como sus emisores, se dividen:
gestantes o no gestantes) 

El sexo es lo de menos...

 



De "evoluciones"

miércoles, 29 de diciembre de 2021

No está muerto quien vacila

 

(Onésimo Evans)

 

Avanza, aunque repita
el movimiento estudiado
que lo emite, se repite:

el reptil repta
el lepidóptero vacila
y el ojo del bacilo no
se inmuta.

Intrépido, el reptil
no se repite
sino lo necesario
para cobrar su presa:
otro reptil
que ya no repta ni repite.

El bacilo se persigna:

por suerte soy bacilo
que ni pesa ni expresa.

Por suerte soy bacilo,
que no presa.

¿Qué más se puede pedir?

viernes, 24 de diciembre de 2021

El valor relativo: usos y aplicaciones

 

(Aquino Lamas)

 

La idea de valor
o el valor de la idea:

“Toda idea, llevada hasta sus últimas
consecuencias, se transforma en su
opuesto”

El valor de la oposición: ésto vale,
porque hay cosas que no valen.
Ocioso es enunciarlo:
Sin oposición no hay valor.

Lo opuesto no significa lo contrario
ni lo inverso.  El que invirtió lo sabe,
hay que invertir tiempo para poder
diferenciar los términos y para poder
diferenciarse de la confusión general
o primordial.

El pensamiento es inversión.
Toda idea puede ser desarrollada
en distintos sentidos, con resultados
que pueden oponerse.

Siempre formé parte de la oposición,
decía un librepensador autorizado.

Por lo común, son pocos los que llevan
una idea hasta sus últimas consecuencias.
Es riesgoso, hay pocas como para arriesgar
a que terminen siendo apropiadas por la
oposición.

El enemigo suele usar nuestras propias
ideas, con fines deleznables. Hay que ser
cauto: sabemos poco del enemigo, pero
sabemos que habla nuestro mismo idioma.
Cualquier poeta lo sabe, si supo invertir.

Un poeta que se precie, puede llevar la idea
a cualquier parte, aunque no tenga ninguna.

Si asume el riesgo, sabe que se expone a la
incomprensión, o peor: a la indiferencia.

El verdadero poeta no se amilana:
Hay que tener valor para mantenerse
indiferente.

Sabe lo que hace, y sabe invertir:
El valor no está en la idea, sino
en lo que se hace con ella.

No espera cosechar empatía, innovación,
progreso o el reconocimiento de sus pares.
No cree en paridades, ni en el valor
agregado de ciertas palabras.

Sabe que el desarrollo de la idea
puede devolverlo al principio del poema:

La idea de valor o el valor de la idea.

Pero vuelve a invertir
(sin inversión no hay desarrollo)
a sabiendas que el enemigo
se está reproduciendo, y que
la inversión es una forma de
repetición.

martes, 21 de diciembre de 2021

Zona de sacrificio

 

(Ricardo Mansoler)

 

Los peones no envejecen
-en una oportunidad,
un peón viejo me decía-

Peones y oportunidades
hay de sobra:  no envejecen,
pasan.

En el ajedrez no se puede pasar,
hay que jugar hasta las últimas
consecuencias, aunque no haya nada
que hacer.

Los peones, siempre están dispuestos
al sacrificio:  El sacrificio no envejece,
un peón viejo me decía:  yo siempre
la vi pasar.

El sacrificio es parte de la vida,
alguien tiene que hacer el trabajo sucio:
es capital la división del trabajo y
la igualdad de oportunidades, para
aspirar al bien común  -los bienes
comunes, pueden ser privatizados
como inversión-

Hay frases que no envejecen, son
siempre oportunas, como las oportunidades
y el sacrificio del peón.

El jugador experto, sabe que un sacrificio
inteligente, puede significar el éxito final.

El sacrificio, siempre puede ser una inversión
-me decía el peón sacrificado-

El juego tiene sus bemoles, no es para
todos. No es lo mismo una dama que un peón:
Ella es más poderosa, pero está sola.

Una dama no se sacrifica ni se cambia
-al peón le gustaría ver como se cambia,
pero no espera eso, se contenta con verla
pasar, altiva, de un casillero a otro-

El juego tiene sus bemoles. El que sabe,
nunca está perdido: aún habiendo entregado
sus peones y perdido otras piezas más
valiosas, sabe que puede todavía entablar.

El ajedrez, es un de los pocos juegos
que permite pactar, acordar, negociar
el resultado antes de arribar a un desenlace:

Otros juegos, contemplan la opción del
abandono, pero no de negociar la igualdad

(Aunque no todos pueden negociar, sólo
los que saben: Muchos envejecen sin saber
ni poder negociar,  nunca entablan)
 

lunes, 20 de diciembre de 2021

Conexiones

 

(Horacio Ruminal)


En este momento no tienes conexión.
Acepto pero no comparto:
No tengo conexión.

Tengo palabras, que conectan
con distintos sitios de la realidad.
Hay niveles, intensidades, andariveles
para que pase la necesidad  -emanación
divina que nos une-

La conexión, se reconoce como necesidad
en estos tiempos que urgen.

Se restableció la conexión.

La ausencia provisoria de conexión
no me alteró: sé que es algo provisorio.
Y me hizo emprender este poema
espasmódico, que va y viene
entre un estado de conexión y otro.

Aprovecho los ciclos negativos
para conectarme al poema inconexo.

Ahora no tengo:  comparto la falta
con el poema que, ya en estado avanzado
empatiza y reconoce:  la realidad es
ambigua, amorfa e inestable, como sus
conexiones provisorias.

El poema depende de conectores neuronales,
como los cuerpos del tejido conectivo
y el lenguaje de los verbos copulativos.

Sin conexión, no hay poema
que descienda:  la intermitencia nos une
y nos conecta al verdadero sentido
provisorio de nuestra condición efímera.

El poema espasmódico avanza,
desafiando las dificultades conectivas.
Se expande como el espam y la empatía,
indiferente a los vaivenes de la historia
conectiva.

Se restableció la conexión.



miércoles, 15 de diciembre de 2021

La inversión de mi vida

 

(Tomás Lovano)

 

Voy a lo seguro:
El buen inversor calibra
las opciones y los riesgos,
toma sus recaudos,
no se precipita.

Estaba decidido:

No amaré a nadie que no lo merezca.

He invertido demasiado en mi, como
para compartirme como un animal,
para comportarme como una bestia
irreflexiva, sin evaluar los riesgos,
sopesar las garantías y averiguar
antecedentes.

Hay que ir a lo seguro: una buena
decisión es la mejor inversión
a futuro.

El ser selectivo
sabe que la selección natural es
insuficiente: ella nos hizo selectivos
para evitar que nos gobiernen los
impulsos, el instinto. Esto es lo que
nos diferencia de las bestias.

Una decisión de calidad ahorra tiempo:
un recurso no renovable, finito; un activo
cuya cotización declina a cada paso
de modo inexorable, y cuya puesta en
valor depende de la inversión.

La decisión correcta evita contratiempos,
acota el período de prueba, minimiza los
riesgos del error no forzado y nos condena
al éxito seguro o casi.

Voy a lo seguro.
El buen inversor no teme a la aventura,
puede ganar o perder, pero está dispuesto
a todo: el riesgo excita  -no hay aventura
sin riesgo-

Sabe que debe competir, pero confía en
sus recursos; se sabe preparado para la
alta competencia.

Las oportunidades están o se generan,
la vida es puro desafío, y cada uno
tiene los desafíos que merece.

He invertido mucho en mi,
ahora sólo queda atraer inversiones
y estudiar el comportamiento de los
mercados  (Procesar la información
en las plataformas adecuadas, observar
las ofertas sustentables y seleccionar
la opción correcta)

La capacidad de decisión instalada
provee los recursos para alcanzar las metas.
Hay que saber manejar los tiempos con
empatía y experticia. Luego, el éxito de la
inversión está garantizado.

Sólo esperar que todo fluya con normalidad
y el amor venza  (dentro de los términos
vigentes)

 

 

martes, 14 de diciembre de 2021

El desnudo real

 

(Luis Espejo)

 

No todo es blanco o negro,
hay claroscuros.  
La diferencia
entre iniciados y aprendices
está en saber distinguir los matices.

Hay claroscuros:
Los grises son los tonos más seguros.

La pasión por lo gris
ayuda a superar orígenes impuros.



II
Un cuerpo desnudo, emite más sentidos
de lo que puede percibir: La desnudez,
aunque deseada, ofrece más reparos que
certezas.

Nadie está seguro desnudo, aunque esté solo.
Nadie se desnuda nunca del todo, conocemos
límites.

Los límites no suelen desnudarse.

El nudismo, es una práctica aceptada
restringida a ciertos ámbitos donde todos
comparten su desnudez con todos.

Pero hubo un tiempo en que estar desnudo
era parte de la normalidad.

¿Cuándo nació la normalidad?

Hay quien sostiene que la diferenciación con
los otros animales, comenzó al cubrir nuestros
cuerpos (lo que luego se incorporó como algo
natural).

Ningún animal haría eso, no se avergüenzan
de lo que son. Tal vez por ello, no pudieron
desarrollar la fantasía: no necesitan imaginar
la desnudez de los cuerpos deseados.

Son incapaces de cultivar el voyeurismo,
el exhibicionismo; no conocen el poder de
la imaginación ni el sentido de la palabra
perversión.

Los claroscuros de la pasión les son ajenos.
No se apasionan, se reducen a obedecer
instintos.

La pasión por el gris
ayuda a olvidar orígenes obscuros.


III
Yo podría andar desnudo,
pensó el Rey. Desde mi autoridad absoluta,
incontestable y reconocida como emanación
divina, pero podría perder autoridad…

Podría, sin más, abolir la ropa, decretar su
prohibición e imponer las penas más severas.
Todo el mundo desnudo como yo…
Pero no, eso me haría igual a cualquiera,
hasta a las bestias y esclavos.  No, nunca
permitiría eso, mi poder tendría los días
contados…
Salvo que la prohibición no me alcanzara
a mi… Aunque me sentiría algo ridículo,
podría extender la excepción a la familia
Real, a la Corte y a aquellos súbditos que
me cayeran en gracia…
Y claro, como es natural, elegiría los cuerpos
más perfectos para incorporarlos a la Corte,
a mi servicio: se desnudarían sólo para mi…

Sí, eso me satisface, pero no del todo:
Yo quería andar desnudo... 



domingo, 12 de diciembre de 2021

La contraprueba divina

 

(Epifanio Weber)

 

La contraprueba está servida.

No hay mucho para probar:
éste es un servicio limitado,
pero se puede observar, dentro
de ciertos límites, e imitar y emitir
a voluntad.

Sólo dios sabe lo que hace.
No pesca, no suele agradecer su pan
ni arrepentirse ante ningún
pescador autóctono o pecador nativo.

Entre lo posible y lo probable
hay un río.

Dios existe:  No necesita autenticarse.
No se puede probar su inexistencia
como tampoco su existencia.

Un sujeto posible e improbable,
como tantos.  Su única condición
de existencia es la conciencia del
creyente, y la conciencia divina
es superior a todas: se cree.

El Creó a creyentes y no creyentes.

Las condiciones de posibilidad de
la conciencia son amplias:  
cualquier sujeto pensable o nombrable
es también posible.

La realidad no es posible
sin conciencia, aunque es una condición
externa al sujeto, salvo para Dios, que es
sólo conciencia, de infinita  pureza.

Entre lo posible y lo probable
hay un río.

Afuera es noche, verificó dios y ordenó:
¡Hágase la luz!   -la conciencia es orden-
y así se hizo  (hecha la luz, verificó que
era bueno, como todo lo que El hace, y
habilitó los medidores: la generación de
conciencia tiene un costo)


II
El sabe lo que hace, sólo El lo sabe.
El hizo que todo sea posible, hasta los
asideros menos verosímiles.  Así hizo
todo lo que es, sin ayuda, sin consenso
y sin mano de obra ajena, a pura conciencia.

Ahora está asando un cordero
que antes no existía, sólo para complacer
a su rebaño.

Entre lo posible y lo probable
hay un río.

Todos los ríos desembocan
en algo distinto de sí:  
como los poemas, ignoran su destino
y pueden acabar en cualquier parte,
según la voluntad divina
que siempre es ajena.


Entre lo posible y lo probable
hay un río.

 

La utilidad del vicio

 

(Tomás Mercante)

 

El vicio no se le niega a nadie:
todos podemos emprender alguno,
hay suficiente disponibilidad para
abastecer a todo el mundo sensible.

Hay más vicios que virtudes
circulando, pero el vicio no descansa,
nunca se satisface. La producción de
nuevos vicios mantiene un ritmo sostenido.

(El vicio es soberano, una vez incorporado
el ritmo se autogestiona)

Cualquier hábito puede evolucionar
en vicio, pero mientras aquel puede
mutar o ser discontinuado, el vicio
no nos abandona, como fiel compañero.

En el inicio, el practicante puede no tener
noción al enviciarse, de todo lo que el vicio
significa, por no hablar de adicción, y
entablar un vínculo positivo con su vicio:

Toda noción tiene un costado nocivo.

Dentro del orden simbólico, el discurso
viciado ocupa un lugar no menor en la
comunicación  -incluso en los discursos
oficiales- y en la producción de sentido.

Algunos aventuran que se emite más
por vicio que por necesidad, aunque es
sabido que para el iniciado, su vicio es
lo único necesario.

¿Es necesario hacer notar la utilidad del vicio?

El vicio, es uno de los rasgos más humanos.
Ante El, somos todos iguales.

La libre circulación de vicios y virtudes
es componente esencial de nuestra condición
evolutiva.

El vicio cumple un servicio:

Cualquier hábito puede evolucionar en vicio.

(Todo buen poema, tiene una deuda histórica
y hasta epistémica con el vicio:  los poetas
más reconocidos, reconocen que sus mejores
obras no serían tales  sin la colaboración del
vicio.  Otros, con aspiraciones más humildes,
sólo escriben para despuntar el vicio, como
este servidor)

jueves, 9 de diciembre de 2021

Escrito con un dedo

 

(Onésimo Evans)

 

¿Cuántas cosas pueden hacerse
con un dedo?

Depende del entrenamiento, el volumen,
longitud y disposición del dedo, y de cual
sea el dedo señalado.

El índice es el más indicado para señalar,
también para escribir en el móvil o para
sugerirle a alguien que se acerque.

Para explorar oídos, fosas nasales u otras
cavidades, otros dedos pueden resultar
más funcionales.

Cuando decimos “No me chupo el dedo”
la metáfora alude casi siempre al pulgar,
el preferido por los lactantes para esta
práctica  (Más tarde se suele incorporar
otras opciones anatómicas para chupar)

El pulgar, dispuesto en forma vertical, sirve
también para expresar apoyo o complicidad
a otro, siempre que mire hacia arriba.  Por
el contrario, si mira hacia abajo significa
lo opuesto.

Este dedo tan diferenciado, representa en sí
todos los beneficios de la oposición:  Gracias
a él, hicimos todo lo que somos.
Para no mucho más sirve el pulgar, o dedo
gordo de la mano.

En otros tiempo, el índice se imponía a la hora
de discar el teléfono, o mojarlo con saliva para
pasar la página del libro.  Hoy, la tecnología
digital cambió las formas de comunicación y
casi nadie lee libros de papel.

Aunque los hábitos se adaptan a las novedades,
todavía hay quienes recurren a algún dedo para
comprobar la temperatura del agua para el mate:
el meñique de la derecha en mi caso.

No hay que olvidar, al contar las prestaciones de
los dedos, que aún en la era digital hay quienes
cuentan con los dedos.  Pero son contados…

¿Podemos deducir que hay dedos más importantes
o más útiles que otros?

Dependerá del usuario, pero son todos necesarios
para cualquiera que tenga dos dedos de frente. Yo
tengo cuatro, hasta donde puedo contar, y no
dudo que los dedos nos hacen más humanos.
¿Qué tan humanos seríamos sin ellos?

No me imagino una vida desdedada.
Ni pensar en los músicos, y en la policía,
que depende de las huellas dactilares para
poder identificarnos y saber si tenemos
antecedentes (Nuestro antecedente más cercano,
el mono, tenía su dígito pulgar pero no oponible)

¿Cómo apretar el gatillo, o la cola del disparador?

La memoria de las armas, me trae un recuerdo
de varias décadas atrás, cuando cumplía el SMO
en un lugar perdido de la Patagonia. El consejo del
Sargento 1ro, Encargado de la Compañia, antes de
gozar de nuestras primeras salidas de franco:  

Si van con mujeres (se sobreentendía que no serían
jóvenes doncellas de su casa, sino las que cobran el
servicio: ¿qué mujer que se preciara iba a fijarse en
un pobre recluta?) ¡Cuidado!  Primero meten el dedo,
si tiene olor a pescado está bien… Pero si huele a
pescado podrido ¡Ojo al piojo! Nada de nada, se la
aguantan como un buen soldado, que ahí se agarran la
pudrición y entonces se van a comer la internación, las
inyecciones de penicilina y no van a poder garchar por
varios meses.

Con su pedagogía, el Sargento 1ro. nos enseñaba que
entre las utilidades de los dedos, también estaba la de
servir para tomar decisiones incómodas.




jueves, 2 de diciembre de 2021

Volver a la normalidad

 

(Epifanio Weber)

 

La normalidad puede recuperarse
a cualquier distancia
del momento de la pérdida, en
condiciones normales.

Mantenerla es más fácil:
Hay que saber incorporar con criterio
las normativas y mandatos que describen
y definen la presencia de normalidad
en el estado actual.

Las condiciones son dinámicas:  No es
lo mismo lo normal, en distintos tiempos
y lugares. Se verifican cambios:

A valores normales, alguien es percibido
como normal cuando se adapta en tiempo
y forma a los valores compartidos por la
comunidad de normales.

Hay que mantenerse actualizado, incorporar
los cambios de valores, los nuevos usos y
modos de intercambio, y el valor de cambio
que impone el discurso de la nueva normalidad.

Es normal que todo se renueve, aunque no cambie,
para mantener la ilusión evolutiva dentro de
parámetros normales.

Un normal, se muestra siempre disponible
a adoptar todo lo que se le ofrece como
novedoso: cree en el progreso y sabe adaptarse
sin ofrecer resistencia a cualquier cambio
que no sea tan profundo como para poner en juego
su estabilidad, que lo hace autopercibirse normal.

En condiciones normales, no hay mucho
que cuestionar de la normalidad.  Por eso,
es normal que los que cuestionan más allá
de lo aceptable como normal, despierten
sospechas entre la mayoría de los normales.

La normalidad es un valor, y como tal
no necesita ser cuestionado. Por el contrario,
lo más sano es aceptar, integrarse y adoptar
conductas propias de un contribuyente que
cumple, observa y hace observar las
normativas vigentes para que todos podamos
circular libremente con normalidad.

martes, 30 de noviembre de 2021

Umbrales

 

(Asensio Escalante)

 

Más sensibles a la velocidad
que a la veracidad,
nos mostramos voraces a la hora
de incorporar sentido muerto
o vivo, al metabolismo superior
que  nos distingue.

Hay que saber distinguir
para poder separar.

Las naturalezas inferiores
no distinguen, creen que todo
es natural:

No pueden diferenciar el
movimiento vivo de los muertos.

Son insensibles a la necesidad natural
de superación, para mantener un estado
competitivo y poder seguir creciendo
y separando y superando.

Tan inferiores, que ni siquiera son capaces
de reconocer nuestra superioridad.
Son elementales,  puro metabolismo
sin metas:

Creen que todo lo que es es natural;
luego, son incapaces de naturalizar
nada.

(no distinguen el movimiento vivo
de los muertos) 


viernes, 26 de noviembre de 2021

Las bases

 

(Tomás Mercante)

 

Otro genocidio innecesario,
informaba el diario
desde un título secundario.

No leo los principales:  el tamaño
de esas letras me produce rechazo,
hay que sospechar de todo aquello
que sobresale, con el sólo objeto
de atraer nuestra atención.

Yendo a la letra chica,
no leo el diario, salvo excepciones:
alguna nota perdida, de las que no
lee nadie, por recomendación.

Tres utilidades posibles del diario:
Formar opinión, informarse
y servir de base a la bolsa de basura
para absorber algún fluído indeseable
(procedente de algo que no se pudo
compostar por falta de empatía)

Tengo opinión formada, aunque no
sea la correcta, y no creo en los
servicios de información ni en la
objetividad de los informantes.

No creo en la información objetiva,
parcial o imparcial. Pero reconozco
y aprovecho la utilidad última:

Dispongo cuidadosamente el papel
doblado en dos, en el fondo de la bolsa,
lo presiono un poco  (para que no ocupe
más lugar del que merece) y luego me
relajo para dedicarme a mis asuntos
con tranquilidad de conciencia:

La base está.

miércoles, 24 de noviembre de 2021

Sacramentos Naturales: El placebo

 

 (Senecio Loserman)

 

El placebo sacramental,
no es título feliz para un poema.
Pero el poema no busca consensos:
Prefiere la dificultad de lo falaz
a la facilidad de lo feliz.

La felicidad está en otra parte.
Como adjetivo, feliz resulta al menos
sospechoso: la felicidad es un estado
asociado al placer, y todos los placeres
son efímeros.

Aunque puede haber resoluciones
felices, dentro y fuera del poema.

Y más allá  -o más acá-
está el discurso del placebo.

¿Cómo?

El placebo, por vía oral u otras,
no agrega nada al cuerpo que lo
incorpora, pero puede producir
efectos positivos:

La sugestión, la ilusión, generan las
condiciones para que el cuerpo
recupere su buena forma.

El discurso como placebo, no aporta
nada significativo ni resuelve el
conflicto ontológico, pero una cadena
de significantes convenientemente
tramitada, crea la ilusión de que se
está en el camino correcto, si hubiera
tal cosa.

Es importante el uso de ciertas  palabras
que imponen respeto y generan empatía:
consenso, sustentable, crecimiento y
todo lo que parezca propender a la
ilusión falaz del bien común.

¿Sabías que se puede enhebrar y mantener
un discurso efectivo, consistente y sustentable
y a la vez, vacío?

Sí, se puede.  

¿Sabías que el lenguaje es un recurso
retórico, y como tal puede servir a cualquier
tipo de intereses?

¿Y que la forma puede tener más valor
que el contenido?

El placebo, neutro en cuanto contenido,
tiene la forma de un medicamento.
El lenguaje, puede adoptar distintas
formas, pero nunca es neutral:  
Siempre nos quiere vender algo.

Salvo el poema, que a lo sumo
se venderá  a sí mismo
como ofrenda sacramental.

Bueno o malo, puede encontrar
algún interesado, un comprador
que buscaba otra cosa
y se encontró con él en forma
azarosa.

El poema puede ser también
puro placebo, para ser sincero
nadie busca sinceridad en un poema.
Ni felicidad, que si la hay
está en otra parte  (me informa el placebo)


martes, 23 de noviembre de 2021

La función del equilibrio

 

(Dudamel Rambler)


¿Para qué sirve el equilibrio?
No hay una respuesta única
 y unánime, aventuro dos:

-Para no tener que salir a buscarlo.

-Para acceder a un orden donde poder
reproducir las condiciones de producción
de equilibrio.

¿Se goza el equilibrio?
Entendido el goce por omisión,
se goza no padecer su falta.

¿Cómo obtener un equilibrio sano
y útil, o viceversa?

No sé, me dije y lo agendé  (y encontré
que ya lo había agendado: me repetía, y
dado a repetir, encontré que la repetición
es parte de las condiciones del equilibrio)

Obtenida una respuesta satisfactoria,
avancé a punta de pregunta:

¿Para qué sirve obtener?

En principio, para dejar de necesitar:
cuando la necesidad cesa, desaparece
la tensión con el exterior y se restablece
el equilibrio.

¿El equilibrio es una necesidad?
No: las necesidades no preguntan, son.

¿No más preguntas?

Todo lo contrario, la necesidad siempre
genera dudas: es tensión, inquietud, es
algo a resolver para recuperar el equilibrio.

El sujeto es libre de adoptar las vías que crea
convenientes o necesarias.


II
Hay un vaivén, hay mucho movimiento que
se ofrece, y hay muchos buscadores
de equilibrio.  
Es sabido: donde hay una necesidad hay
un negocio, o más.

El equilibrio es una aspiración sana,
compartida por propios y extraños.

Un equilibrio sano, es un pleonasmo.
Seamos sensatos:  ¿qué es la sensatez?

No sé, volví a agendar. Pero se cree que nos
hace más humanos, como los animales
de naturaleza sensata.


III
Hay un punto, un grado cero de
la necesidad y la percepción, en que todo
parece ordenarse en simétrica armonía:

Habría que detenerse. Me detengo a leer
la señalización instructiva:  
No se detenga, el centinela abrirá fuego.

El equilibrio puede esperar, hay otras
funciones en espera,  pero qué es:
¿una noción? ¿un concepto? ¿sensación?
¿un estado transitorio al que se aspira?

El equilibrio genérico, contiene todo
lo necesario. Luego, hay otras formas
subalternas que cada quien tramita
como puede.

Un pensamiento bien tramitado, produce
un discurso que genera empatía
y transmite equilibrio, atráe:

Gozamos de su lectura,
aun cuando podamos discrepar.

Invertimos un tiempo en leer
este poema de equilibrios
para obtener sensaciones amigables
que tributen al placer de reconocerse
parte de un equilibrio superior.

Invertir en equilibrio es una decisión
saludable:  Nunca se sabe cuando
podemos necesitarlo.


IV
Otras opciones disponibles:

-Es una opción distributiva que reside
en dividir las cargas.

-Es el resultado de un juego de fuerzas.

¿Es un juego? ¿Un juego en que entramos
y salimos?


Paso: me reconozco en el juego,
pero debo pensar mi próxima jugada.

Hay que observar ciertos límites,
jugar con responsabilidad y moderación:

El juego puede producir adicción.

(El equilibrio no sabe ser libre:
cuando anda suelto, se pierde)



lunes, 15 de noviembre de 2021

Todo juego es sospechoso

 

(Onésimo Evans)

 

El poema fluye
a través de las palabras que lo ocupan.

No existe por fuera de ellas, esos signos
arbitrarios aptos para ocupar cualquier
vacío.

El poema, puede existir en silencio
y cursarlo con fluidez, pero no puede
prescindir de palabras:  son su materia
contante y sonante.

Se las puede medir, contar, adulterar,
malversar y poco más  (Podría inventar
una palabra, adoptarla, solventarla,
patentarla y defenderla hasta perder
la vida.  O limitarme a jugar con ella:
los poemas son juegos de palabras,
gozamos de libertad para jugar, a
sabiendas que todo juego está compuesto
de límites. Los juegos son secuencias que
se repiten, observando ciertas pautas
aceptadas por los o él jugador ocasional
-hay juegos que sólo se pueden jugar solo-

Secuencias, como las palabras
que ocupan el poema:  secuencias
que suceden dentro de sus límites,
siendo parte de una continuidad que
lo excede y determina)

Materia intangible, fungible,
recurso renovable y substancia
sospechosa: toda palabra significa
más de lo que dice, aunque diga otra cosa.

Materia cuya vigencia permanece,
se extiende más allá de los cuerpos
y sobrevive al poema acabado,
y a todos los poemas.

El poema logrado, sabe
reconocer sus límites:

No espera milagros,
ni ofrece otra conclusión.

sábado, 13 de noviembre de 2021

La espuma y el poema

 

(Ricardo Mansoler)

 

Ante una gota de espuma que vacila
surgen preguntas como brotes, que pueden 

agotar la módica experiencia de los cuerpos,
amén del cuerpo del poema.

Un poema no se hace solo con preguntas.
Un poema no se hace solo con espuma.

¿Cuánta espuma necesita un poema?
¿Estamos consagrando suficiente espuma?

¿se hace o se nace?

Toda emisión es lenguaje,
algunos nos son ajenos: Hay un lenguaje
propio de la espuma, ajena o propia, que
habría que descifrar:  la espuma tiene sus
códigos.

Hablemos de mi, dice la espuma
que vacila:   No somos una, ni todas
buscamos lo mismo; no aspiramos
a la unidad ni profesamos descendencia
de sentidos verticales.

Hay espuma genérica y específica,
tóxicas y benéficas, inocuas y sospechosas.
Hay espuma ascendente y descendente,
entrante y saliente.  Y hay una única
que es siempre vigente.

Hay una espuma auténtica, genuina,
y una espuma espúrea.  
Hay espuma amiga y enemiga, y las hay
que saben cambiar de signo.

Hay espumas sintéticas, inorgánicas
y hay una espuma histórica, atávica,
ontológica.

Pero hay mucha espuma efímera
y apócrifa.


II
Vacilo ante esta gota de espuma:
Calibro las opciones posibles
para el poema de espuma.

Quiero agregar opciones, pero vacilo.
Quiero agregar espuma y naufrago.

Quiero escribir escribir pero me sale esp.
Quiero escribir espuma: espere, vuelva a
intentarlo más tarde.
La espuma puede esperar, el predictor
prefiere que la espuma espere:
Puede que una parte de espuma sea espam.

El poema epasmódico sabe esperar,
no todo lo que reluce como espuma es.

Difícil determinar con precisión
qué espuma es pura y cuál espúrea.

¿Hay una espuma propia del poema
y otra ajena que lo excede?

¿Se debe disponer libremente los excesos?

¿Retirar y entregar en mano a un
recuperador urbano?


III
La espuma espera:  hay decisiones
que deben esperar.

La espuma es, escribo a orillas
de un río de espuma que nunca
es el mismo.

La espuma es un fluído vital
para la mampostería del poema,
pero hay que evitar los excesos.

Una vez cometidos, removerlos puede
resultar agotador:   siempre hay una gota
que rebalsa, o vacila y se mantiene ajena
a las necesidades del poema, generando
más dudas que certezas.

Hay gotas que sólo son excesos. 




Elongación y salmo

 

(Tomás Lovano)

 

Me olvidé de babear
rezaba en comunión perfecta
ante un receptáculo de voces
altamente comunitarias

Me olvidé de volver
a velar lo ya velado
y a beber lo ya bebido,
rozaba la plegaria del deseoso
reseteado:

de restos de rezos descompuestos
armamos la oración
que audaz se eleva
sólo bajo receta.

Me olvidé de rezar
Me olvidé de repetir
Me olvidé de archivar y publicar
Me olvidé de alistarme y registrarme
(Puede ser que incurra en algún olvido
involuntario, o más)

No respondo preguntas
no deseadas

Por el momento no deseo
otra cosa:
rezaba aquella copla que vivaba
y olvidaba sin solución de continuidad

Me olvidé el archivo en el bidet
entre los víveres del baño
y el rebaño de cadáveres sin procesar
(la procesión va por dentro:  la cara
vana pasa de un estado a otro)

Me olvidaba:  Ví a dios babearse
en un video  (no lo copié, me olvidé,
pero existir existe, como que hay Dios.
Aunque no se consigue quien lo edite)

Ante la imagen divina
me olvidé de rezar, pero ya pasó,
ya lo olvidé:  puede pasar
y volver a pasar:  todo está guardado
en la memoria, desde nuestras
babas primordiales.

jueves, 4 de noviembre de 2021

El nadador anonadado

 

(Onésimo Evans)

 

El nadador nada,
nada entre cardúmenes, cadáveres.


De lo que conoce nada lo anonada.
Y de lo que no conoce casi nada.

Confía en su armadura, en su armazón,
en el manejo de las armas que conoce.
El conocimiento es un arma
y sirve para reconocer al enemigo

(el enemigo puede ser un experto
nadador que nada armado)

Con conocimiento, avanza
con disciplinada displicencia
entre las ciencias blandas y las duras,
nada a conciencia, en esas aguas seminales.

El nadador blande su alma,
(dura o blanda según las circunstancias,
como su glande)
con la confianza del conocedor
y la fe que provée el armamento provisto.


El nadador avanza:
sabe nadar su alma en aguas turbias,
calmas, estancadas o agitadas, profundas
cenagosas o servidas.

La vida es lo que nadas,
se anima mientras nada.

No piensa en lo nadado ni calcula
lo a nadar:  Sabe que nada, es todo
lo que necesita saber para nadar
sin que nada lo anonade.

El nadador armado nada teme,
sólo avanza, sin novedad
y en avanzado estado, se arenga
repitiendo:  ¡Vamos, que todavía
no hemos nadado nada!

 

miércoles, 3 de noviembre de 2021

La formación poética

 

(Amílcar Ámbanos)

 

Después de la manufactura
de un poema relevante, otro
excluyente, uno imperfectible,
alguno que otro vacilante, amén
del poema envidiable y muchos
irrepetibles, me propuse un nuevo
desafío:

un poema de morondanga

(para crecer, hay que fijarse metas,
ampliar el horizonte y elevar la vara:
hay que probarse en distintos campos,
superar obstáculos, conectar con la
propia abundancia y demostrarse
capaz de todo)

Puse lo que había que poner,
hice lo que había que hacer.

Medí la calidad de mis decisiones
y me entregué a la aventura
del poema, sin abusar del error
no forzado y evitando los excesos.

(Sin esfuerzo y voluntad, no hay resultados)

El resultado:

Quería escribir un poema de morondanga
pero obtuve uno cualunque.

Moraleja:  No siempre hace uno
lo que se propone, pero sólo se aprende
del fracaso. Hacele caso a tu sed.

jueves, 28 de octubre de 2021

La evolución de la manipulación

 

(Horacio Ruminal)

 

Venimos a maniobrar,
entre manipulación activa y pasiva,
en un mundo complejo y acotado
por la manipulación histórica de los
recursos naturales, del conocimiento
y hasta de la propia Historia.

La manipulación evoluciona:  Desde
los primeros objetos, instrumentos,
herramientas:  armas.

El hombre comprendió que el poder
estaba en sus manos.  La manipulación
es un arma.

La manufactura artesanal dio paso al
manejo de máquinas, la división del trabajo
y a formas más sofisticadas de desarrollo
de la manipulación.

Traiganmé todas las manos… Cantaba un
emprendedor emperdernido amurallado.


II
Sin manipulación no hay evolución:
Todo lo que somos, lo debemos al pulgar
oponible.  Oponerse a la manipulación
no parece algo sensato.

Luego, la evolución debe ser monitoreada
y manipulada en un sentido útil,
y el único útil es el sentido productivo
(que conocemos gracias a la producción
de conocimiento)

Era ésto o el mono, la manada, la horda.

Elegimos este orden de causas y efectos
con sus costos y beneficios.

El costo social de la producción de sujetos
y/o contribuyentes, debe ser amortizado
por lo que producen.

Nada es gratis, coinciden formadores de
precios y formadores de opinión.  Todos
podemos emitir y opinar en libertad, a
sabiendas que hay discursos opinables
o punibles:  Hay que saber moverse y
maniobrar en el mundo discursivo.

Aceptamos de buen grado que todo tiene
un costo, en el orden de lo manipulable.
Sólo las causas justas requieren aportes
solidarios.


III
Todo sujeto es un miembro. Como tal,
es objeto de múltiples manipulaciones.

La manipulación bien entendida
y ejercida, no tiene por qué ser percibida
como algo negativo.  Es más: no tiene
por qué ser percibida.

Todos podemos manipular y ser manipulados.
Cualquier miembro que se precie, acepta
y comparte este enunciado.

Un miembro sano y competente, es libre
de depender de quien quiera y acepta
como algo natural la manipulación sana.

Un miembro sano
se muestra siempre dispuesto
a ser manipulado por una mano
experta y competente, o más.

Traiganmé todas las manos!


sábado, 23 de octubre de 2021

Almas puras e impares

 

(Aquino Lamas)

 

Es como…

El sentido analógico suele resultar
útil, aún para resaltar la inutilidad:
comparar, equiparar algo a un
absurdo, o imposible, realza
la vanidad del primer término.


Es como pedirle pares al alma,
escribía un falsificador autorizado.

(La comparación se multiplica, en
relación a la frase conocida y connotada,
y la aparición del alma: ¿fruto o árbol?)

Pero uno espera,
pensé mientras citaba
la paráfrasis:  La paridad
es una buena aspiración, dentro
de todo lo aspirable, y suele
resistir el paso del tiempo,
como los árboles.

¿Tienen alma los árboles?

Creo que sí  ¿por qué no?
Es de esperar que sí, toda alma
es libre de creer y esperarlo todo.

Si hay un alma sincera, o la hubo
nunca se sabrá, como nadie sabe
lo que le espera.

La aventura de esperar
no requiere autorización,
cada alma es soberana
a la hora de esperar:

Algunas esperan alguna autorización,
otras ni eso, pero lo último que se
pierde es la esperanza, dicen…

Hay una cantidad de almas en espera,
sin darse por perdidas.

No sabemos si hay almas pares
o son todas impares.  Sabemos
que no se reproducen, por tanto
no necesitan aparearse ni dividirse.

Hay opiniones divididas
sobre la utilidad de la espera:
Con esperar no se pierde nada.
La espera es tiempo perdido.

Por el contrario, no hay opiniones
divididas sobre la utilidad.

Perder y ganar, son verbos populares
vinculados a la utilidad: se gana y se
pierde.., pero a veces se empata
y aparece la paridad, que puede resultar
un buen negocio, pero no goza
de valoración entre las almas nobles
que aspiran a la gloria del triunfo.

Las almas pueden esperar, no tienen
una vida útil que las limite.

No conocemos los límites del alma,
y hasta es posible creer en falsificadores
de almas, e incluso aspirar a encontrar
a quien falsifique lo mismo que nosotros.

¿Existe el alma gemela?

Sí, hay unas cuantas,
sólo que están en otra parte.

(Tal vez esperando autorización de embarque)

 

viernes, 22 de octubre de 2021

La cita apócrifa

 

 

(Epifanio Weber)

 

No solía citarme sin necesidad.
Pero la necesidad tiene cara de
hereje, y los herejes hijos
que olvidan los mandatos.

Ahora escribo de memoria,
ella sabe administrar los recursos y
vicios propios de cualquier iniciado
que se precie.

Recuerdo, uno de los mejores
poemas apócrifos de Borges
que leí:   “Usted preguntará por
qué citamos”,  ensayaba una cerrada
defensa de la cita, y de la cita
apócrifa en particular, que me
hizo reflexionar y revalorar a Borges.

El frecuentaba la cita, hay profusos
estudios al respecto y, al parecer, la
mayor parte de esas citas inverificables
no era apócrifa.

No sé si eso le agrega valor
o se lo resta, aunque me inclinaría
por lo último.

Citar es fácil, ni siquiera hace falta
haber leído mucho. Yo lo hago con
frecuencia, si haber leído casi nada,
y suelo repetir algunas sin ninguna
culpa  (En algún caso, puedo no
conocer del autor más que esa cita.
¿No es suficiente?)

Pero hay quienes cuestionan, o rechazan
este recurso, y lo perciben, en Borges,
como una ostentación de erudición, un
exceso: Está bien saber, pero no así hacer
ostentación de lo que se sabe;  quien sabe
demasiado, debiera procurar ocultarlo.

Yo no creo tal cosa, por el contrario, es
destacable que cuando Borges habla o
expone lo hace siempre en un tono
sospechosamente humilde.

Más allá de esa humildad, auténtica o
no, él sabía que no escribía para todos,
algo tan improbable como impracticable,
ni para el gran público, ni para un lugar
o una época acotados.

El escribía para la posteridad, y hay que
ser muy humilde para eso.

Usted preguntará por que citar…

La profusión de citas diversas, no sólo
refleja la posesión de una cultura universal,
sino que permiten al autor entablar un
diálogo con otros tiempos, épocas y lugares
remotos de la cultura; de modo que esos sujetos
tan lejanos, misteriosos, que casi nadie conoce,
al ser citados elevan al citante a una categoría
distinta entre los sujetos: uno que nos excede
a todos, un sujeto inasible y superior, que
contiene a todos los sujetos que tejieron la
cultura, pensaron todo lo pensable, emitieron
juicios, poemas, tratados filosóficos, volúmenes
que dieron forma y volumen a la Historia de la
civilización.

Sí, citar puede ser excitante, hay material
suficiente como para crear otros mundos,
tan reales o ilusorios como éste.

Pero no es tarea fácil, hay que tener recursos
y saber usarlos.  Dime a quienes citas y te
diré…

Hay que saber calibrar, para que el peso de la
cita no opaque el texto propio.
Una cita, debe ser competente, saber confrontar
con otras en un mismo tejido:  Las buenas, se
imponen y hegemonizan  (es preferible, muchas
veces, una cita dudosa)

Hay que saber, también, que la cita es una forma
de reconocimiento: Citar es confesar “Este señor
pensó algo que yo pienso, pero lo expresó mejor
de lo que yo podría hacerlo”

Al cabo, todos escribimos para ser citados, dijo
alguno de los tantos que se ocuparon del tema
y ahora no me es dado recordar, aunque sí citar.

Pero pocos lo consiguen, en fin. Es más común
citar que ser citado.

Citarse a sí mismo resolvería la cuestión:
Nadie me cita, y bueno.., puedo hacerlo
yo.  Pero no es una opción que goce de
valoración en el mundo literario.

Pero hay un atajo:  desandando todo lo
enunciado volvemos al punto de partida,
¿el grado cero de la cita?

Sí, la cita apócrifa es la opción superadora
que lo resuelve todo. No sólo es un recurso
poético, sino tal vez el más interesante como
acto creativo:

El ejercicio de desplazarse en el tiempo y el
espacio, elegir la procedencia y dar vida a
ese autor imaginario, que sólo el creador
sabrá que lo es.

¿Quién más podría detectarlo?
¿Cuántos personajes que nadie conoce y
pudieran haber emitido algo interesante,
o, al menos, citable?
¿Quién conoce todo lo que existe?
¿Qué es un engaño?
¿Qué es el arte?

No nos engañemos, muchas de las citas
que circulan y frecuentamos, son atribuídas
a autores reconocidos, que posiblemente las
tomaron de otros menos conocidos.

Por el contrario, las apócrifas son creaciones
auténticas, genuinas y honestas. No le deben
nada a nadie, o en todo caso su deuda es con
un autor apócrifo, o sea: una falsa deuda.

Por último, el que inventa su propia cita
no parasita.

Creo en la creación apócrifa
como el punto más alto
de la creación humana,
y también el más democrático:  

Ya lo dijo Demócrito, citando
a Hermes Trismegisto:

“Todos podemos citar y ser citados,
  frecuentar toda cita y cultivar
  la cita apócrifa, aunque no todos
  somos capaces” 

 

 

 

lunes, 18 de octubre de 2021

Esto no es un poema

 

(Aquino Lamas)

 

¿Cómo sé que soy un poema?
Preguntaba el poema vacilante -y por
tanto sospechoso-  al arribar a un mundo
poblado de sospechas y poemas.

¿Y tú me lo preguntas?
Repregunté, para citando, ganar tiempo
y elaborar una respuesta no tan
improvisada  -es algo natural improvisar:
casi todas las respuestas que emitimos
son improvisaciones-

Mi respuesta no pareció satisfacerlo,
sospeché que le resultó sospechosa
-como suele ocurrir con las respuestas
que preguntan-

Mientras el poema vacilaba, pensé
otras respuestas disponibles:

-Nunca lo sabrás.
-Hay preguntas que no tienen respuesta.
-Para qué quieres saberlo, mi linda
 flor de ceibo.
-Menos averigua Dios y perdona.

Y otras tantas, que descarté por ésta:

No hace falta ser poema para ser,
ni siquiera tener título habilitante
ni categorización alguna.
No hace falta tener nada para ser
alguien o algo:
el alga no sabe que es un alga,
pero es;  no tiene que aspirar
a nada para nadar y ser algo que nada.

Un poema es muchas cosas
y otras tantas que no es.

Para verificar si cumple
toda condición poética, habría
que recurrir a la autoridad de
aplicación.

Pero los poemas genuinos, verdaderos,
no preguntan qué son ni cuántos son
(aunque pueden preguntar cuánto es
y formular otras preguntas)

Saben, que un poema que pregunta
demasiado, es siempre sospechoso.



sábado, 16 de octubre de 2021

A un santiamén

 

(Tomás Lovano)

 

Otro santiamén dilapidado
en vano, entre los verbos
de la casa.

¿vano?  ¿invano?  ¿ávano?

Fumo en la parte de afuera
de la casa, el humo no responde
pero la casa está en orden.

Adicción, vicio, humo, son palabras.
Tal vez el humo exprese lo que no
pueden las palabras.

El humo que se esfuma,
o la duración de la pasión insumida
al aspirar:    un santiamén.

¿Qué es un santiamén?

Un instante, una fracción de tiempo
tan breve e inasible, que no puede
medirse:  como la fe.

Un santiamén, reboza fe
por los cuatro costados;  
el prefijo santifica al amén:

Pura sacralidad semántica
servida al instante,
tanto para el creyente, como
para el que duda entre abrazar
la fe o abrazar la duda
directamente.

Pasa un santiamén:
(Nos ponemos de pie)

¿Qué se puede hacer en un
santiamén?

Ante todo, santiguarse,
elevar una oración propiciatoria
o una cadena de oraciones para
que no se interrumpa la cadena
de santiamenes que mantienen viva
la llama de la fe.

(la fe es un fluído renovable)

Oración:

No dilapides tu semen
por un santiamén de goce.

Abraza la causa de la fe, sólo
se cree en lo que no se conoce.

lunes, 11 de octubre de 2021

Decir enemigo

 

(Epifanio Weber)

 

"Quien no tiene enemigos, no merece
tener amigos"

¿Quién fue el amigo que lo dijo?
No sé. Guglealo, si te merece la pena:
Casi todo lo que no sabemos u olvidamos
está ahí  (hasta cuando uno está perdido
puede buscarse ahí y encontrarse:  puede
encontrarse perdido, buscado, y hasta
puede encontrar su vocación en el buscador)

Los amigos se merecen, después se hacen,
en ese orden  (De lo contrario, podés
granjearte amistades inmerecidas)

¿Sabemos lo que merecemos?
¿Hay un orden de mérito?

No sé si tengo lo que merezco,
ni si merezco lo que tengo.
Pero ya tendré mi merecido
por estar dudando.



II
¿Qué sabemos del enemigo?
Poco, por lo que sabemos
es algo necesario.

¿Nos necesita tanto como nosotros?
No sabemos:  Hay respuestas que sólo
tiene el enemigo.

Se aprende mucho de los enemigos.

La vida es movimiento, los enemigos
cambian, cambia el perfil, y hasta
pueden cambiar de signo.

La vida, es ese movimiento que transcurre
entre fuego amigo y enemigo.
Hay que foguearse, mientras hacemos
nuevas migas y buscamos otras.

Estamos signados a repetir errores
en el intercambio:  hay que aprender
del error, y de la repetición.

Lo primero, aprender a reconocer
e identificar al enemigo.
Puede tener un rostro visible
o muchas caras, puede estar en todas partes
y compartir nuestros hábitos más íntimos:


El enemigo interno tiene más máscaras que caras.

Luego, está el enemigo común; valioso
en tanto es lo único que nos une.



III
Hay que saber elegir al enemigo
y asumirlo:  no sólo es necesario
sino que es parte de la selección
natural;  sin conflicto no hay evolución.
La evolución, un camino sin retorno,
nos enseña:  si llegamos hasta aquí,
lo debemos en gran parte al enemigo.

Hoy, gracias a la evolución alcanzada,
el trabajo de identificar al enemigo se
ha reducido en forma significativa;  es
fácil detectarlo, sabemos que estamos
rodeados de enemigos.

Pero además, disponemos de los recursos
tecnológicos para hacer y cultivar nuevas
enemistades, sin tener que salir a buscar
y sin movernos de la pantalla.

***


(Nota: El amigo es Ambrose Bierce / Gracias Google)
 

viernes, 8 de octubre de 2021

El zorzal asesinado

 

 (Senecio Losermann)




Amo lo artificial,
dijo el zorzal

Amar es poco
y nunca es suficiente,
dijo su amo ocasional, -otro zorzal, en adelante
victimario oficial-

Lo artificial es un desvío :  proviene del exceso

¿Pero esto es parte del Orden Natural?

Lo ignoro, dijo su verdugo
zorzal, pero es preciso continuar
con la tarea -artera- concluyó
el oficial,   clavando su pico
en la cabeza destrozada
del zorzal que oficiaba de víctima

Por último, dijo el zorzal ultimado,
¿esto  es  arte?

No,   sòlo  cultura.

jueves, 7 de octubre de 2021

La semiduda dada

 

(Ricardo Mansoler)

 

El hombre, dador y receptor
¿sabía dudar antes de ser sujeto?

¿Tiene dudas, soldado?

Ante la duda dada
hay dos opciones, a saber:
saldar o despejar.

Despejada la duda, aparece
una certeza:  
Si hay duda, habrá un sentido
o más:  la producción de sentido
tiene un costado dudoso;  toda
producción tiene un costo.

La duda dada,
o la semiduda obtenida
por puro desarrollo, son instancias
superiores que trascienden la función
descartando sentidos funcionales,
para aspirar al sentido verdadero
-que no siempre es el verdadero sentido:
hay dudas-

II
Obtenido el sentido,
no hay nada que producir,
sólo agregar:
la producción de sentido
no puede detenerse.

¿Tiene dudas, soldado?

Hay artilugios, artificios, artefactos
y artimañas:  el arte produce anticuerpos
y el antígeno poético, tan dudoso como
el sujeto libre.

III
Los dadaístas no dudaban,
eran meticulosos en el ejercicio
de no medir sus emisiones, dados
a la emoción de producir una
espontaneidad deliberada, escapando
a la tiranía del sentido y la utilidad.

¿El Sentido en busca del Hombre?
¿El Sentido somete al individuo a
producir, convirtiéndolo en recurso
y en producto?

¿Cómo logramos que la palabra
libertad se vaciara de sentido?


IV
El dadaísmo no produjo nada interesante,
afirman algunos, una vanguardia sin
futuro: pura desmesura; en la edad de la
razón reivindican lo emotivo, la oscuridad
anterior a la conciencia. Usan el lenguaje
para burlarse de él, un juego de niños, una
insensatez, como si hubiera algo que rescatar
de la niñez…

El dadaísmo, afirman algunos, no produjo
nada interesante. Murió en su ley, dejó
algunos poemas y manifiestos absurdos,
nada memorable.  Y dio lugar al surrealismo,
un poco más elaborado, que dejó algunos
manifiestos y poemas no mucho menos
absurdos y no produjo nada interesante.

Hay que volver atrás, cuestionarlo todo
y rescatar lo memorable.

¿Hay arte sin memoria?

Hay artes y oficios, hay artilugios, artificios,
artefactos y artimañas.  
Hay un arte oficial y otro subterráneo, no
mucho menos dudoso. Hay bellas artes
y malas artes, pero no es el arte
un estandarte de libertad.

Valèry odiaba la palabra libertad  “Es una
de esas palabras que cantan en vez de hablar”

El cantar, sabido es, si algo no tiene
es sentido.

martes, 5 de octubre de 2021

Una luz colectora

 

(Tomás Lovano)

 

Ante la evanescencia de los mercados
y la resiliencia de los humillados
y excluídos,
no todo está perdido:

Gracias a los modelos inclusivos
hay una salida integradora.

Hay emprendedores y emprendidos,
hay oportunidades y desafíos:

El sistema binario es el más
inclusivo que conocemos,
me dijo un emprendedor empedernido.

Hay una salida, un orificio on line,
una opción superadora.

No nos une el amor, hay suficiente
prueba acumulada;  más nos une
el enemigo, el enemigo común
que reconocemos, pero no acabamos
de identificar  (puede que el enemigo
no se autoperciba como tal)

No nos une el amor:  lo amorfo,
la filiación de los humores vertidos
y pasiones tributarias.

Hay una luz colectora
que ilumina el tendido de la red
cloacal.

Soplan nuevos vientos,
huelen mal, es cierto,
pero en toda gesta
algo apesta. 



sábado, 2 de octubre de 2021

Las ciencias del futuro: Neurociencia cognitiva y Biología molecular de mercado

 

(Ester Miño)

 

El fracaso, como vocación:
hay sectores
desviacionistas que se desviven
por repetir experiencias del pasado,
reciclando discursos superados y
consignas obsoletas:  el bien común
es parte del pasado; fracasó como
aspiración, como promesa y como
consigna de campaña.

El público se renueva,
como las células, y nadie quiere
volver al pasado.  Las oportunidades
yacen en el futuro, y el futuro no es
para todos:  Hay que reconocer
y aceptar los nuevos desafíos, saber
capitalizar los errores del pasado,
dejar de repatriar las culpas erogadas
y consensuar sobre bases confiables
a la luz de la evidencia científica:

La cantidad de materia es estable,
pero el público se renueva, como las
células.

Hay células optimistas, egoístas,
células mutualistas, altruístas,
células madre y células terroristas.

Hay células que no saben estar solas,
como la célula rítmica;  aprovechan
cualquier ocasión para reproducirse
y armar familias.

(Las células oportunistas son legión,
ofrecen resistencia a la evolución
sin entender ni aceptar que la familia
fracasó, tanto como unidad productiva
como en la reproducción
de las condiciones de producción)

Se muestran incapaces  de adaptarse
a los nuevos escenarios e incorporar
conceptos amigables al sesgo evolutivo,
como cisheteronormatividad, resiliencia

o canibalismo empático.

jueves, 30 de septiembre de 2021

Fluídos vitales del poema: baba

 

(Remigio Remington)

 

I
Iba a hacer un poema con espuma
pero ya estaba hecho;  entonces
pensé en baba, más fluído y estable,
comprobaba:  los bebés y los viejos
babean, de un extremo al otro de la
vida, la baba va, fluye y se recicla,
a babor y a estibor, hay suficiente
baba como para que salgan a flote
mares de poemas de baba.

Baba:  Fluído vital asociado al deseo,
al goce, emoción y emisión  (el puro
goce de la repetición silábica  - ba ba -
dos sílabas idénticas que se aparean
para engendrar sentido, fluyente y sonante
como  soso, arar, papa, parpar:  el goce
impar de la repetición)

¿Sabías que la baba es un excelente lubricante?

Los verbos nos repiten: no hay presente
sin pasado, y no hay goce sin repetición;
repetir es perpetuar el presente.

El pasado, imperfecto o perfecto, es un
buen conductor de baba: comprobaba al
observar, entubaba el pronombre y vivaba
el fluído destilado; estibaba las distintas
capas de baba y arribaba al sentido prometido
(o lo atisbaba)


II
Si hay baba, hay vida,
dijo el Sai Baba.

La baba está servida
(Baba, biberón, papilla, consistencias
que pueden incorporarse a la vida de
organismos desdentados:  
la falta de dientes después de cierta
edad, está mal vista por quienes carecen
de esa falta  -es un signo de senilidad, de
abandono, o peor: de pobreza- )

La baba, no sólo es un signo vital,
es mucho más que un signo:
Los signos son emisiones vitales para
entender la vida, pero no siempre somos
capaces de interpretarlos y entenderlos.

Mientras la baba fluye y se expande
observando su propia evolución:
Ha corrido mucha baba; ríos de baba
surcan la memoria histórica  (aunque
la historia humana contiene más sangre
que cualquier otro fluído vital)

Hay lazos de sangre y lazos de baba.

¿Sabías que éstos pueden ser más resilientes?

La baba es sabia, más que la savia bruta:
no nutre ni se neutraliza con otra baba
de distinto signo.  Pero sabe fluir y
mantener su consistencia deseosa.

Hablar de baba, puede parecer ocioso e
improductivo, pero nos acerca a la noción
de infinito:  La producción de baba, no
puede detenerse, y no hace falta saber
casi nada para extenderse sin límite en un
discurso de baba.  Pero puede uno babearse
en el uso de la palabra;  ante la duda, es
mejor escribir:  poner un disco de Los
Babasónicos, y dejar que fluya, que fluya
el poema desde su propia baba.
 

lunes, 27 de septiembre de 2021

El aforismo como recurso poético

 

(Luis Espejo)

 

¿Qué relación hay entre poesía y aforismo?

-Tienen mucho en común:
Técnica, concentración extrema de sentido,
el aforismo es un mecanismo de precisión;
lo mismo es aplicable al poema. Mantienen
relaciones íntimas.

¿Quién le deba a quien?

-No lo sé, todo aforismo es poético, aunque
no toda poesía es aforística:  deberíamos
dudar; hay poemas que solo emiten dudas,
algo por demás ajeno al aforismo.

¿Se puede aventurar que el poeta debiera
formarse, primero,  en la producción de
aforismos?

-Tal vez sea excesivo, encuentro más razonable
esto:  Un poeta que se precie debe haber
escrito, al menos, un aforismo.

No está mal. ¿Y de dónde lo tomó, si se puede
saber?

-De un aforismo.

Los aforismos son una fuente
irrefutable de sabiduría…

-Son irrefutables, es bastante con eso.


Entiendo… Y usted, como poeta
¿acredita alguno que recuerde?

-Sí, ese.



Una Oferta Jugosa

 

 

(Amílcar Ámbanos)

 

Lo que ofrece el poema
no está en otra parte,
incluso, puede no estar
en otro poema.

El poema, un objeto cerrado
en sí mismo, es siempre abierto
a otras lecturas, percepciones
e interpretaciones.

Un buen intérprete,
puede encontrar más de lo que
el poema ofrece o parece
que ofrece, y hasta puede
encontrar otro poema
en todos los poemas.

Una oferta jugosa
se desliza al destilarlo
(el poema ignora su destino,
pero se ofrece a él: acaso no
tenga otra cosa que ofrecer)

Como un fruto que pende
y que se ofrece, sensible a
la mirada atenta del pasante
(que mide sus aristas y lo juzga,
sin conocerlo mucho)  más que
a la desapasionada mirada del
turista.

El poema no se asimila
ni se aprende, expone lo que tiene
y lo que no: su cuerpo expuesto
es todo cuanto puede ofrecer.

Prende o no prende, como un brote
o un esqueje de hoja.

Una oferta jugosa puede derramarse
en el poema y chorrear o gotear
en lecturas sucesivas
(puede que produzca sentidos que
se reproduzcan)

¿Qué ofrece este poema?
Nada, sólo el juego
de sus fluídos íntimos, escuetos
y diversos entre sí, que pueden
estar en todas partes o en ninguna.

Una oferta jugosa
de metáforas y jugos astringentes,
disolventes, vacilantes
que nutren la ilusión de cualquier
cuerpo derramado.

El poema no sabe qué ofrecer,
ni sabe lo que ofrece, pero se ofrece
sin medida a quienes quieran
abrevar en sus juegos íntimos,
sabiendo que será soslayado
ante una oferta más jugosa.

viernes, 24 de septiembre de 2021

Instrucciones inútiles

 

 

(Tomás Mercante)

 

Escribe el que puede
escribí
escribí vos que ahora
podías
lo que sea que puedas

Otros pudieron
escribieron para vos
o no
no importa para quien
escriban
escriben sin saber

Escribe el que puede
escribí:
la división de poderes
nos inscribe en un lugar
signado:

unos escriben, otros leen
otros no leen ni escriben
y algunos hacen ambas
cosas a la vez

Escribir es poder
podría escribir
pero no escribo: leo,

el ejercicio del poder no
requiere experiencia ni
conocimiento
ni autorización:

El poder autoriza:

Un autor autorizado empieza
autorizándose a sí mismo
decía una autoridad en la materia

La autoridad se crea
como el poder -la materia no-
basta con que otro reconozca

Para ser auténtico
no hace falta  saberse
ni pretenderse auténtico

es sabido:
cualquiera puede escribir
hasta un escribano escribe
y también certifica y autentica
a diferencia del poeta
o el escriba genérico que practica

Escribe el que puede
Cualquiera puede
no hay mucho más:

La única condición es estar vivo

No sabía lo que podía
hasta que lo hizo
supo poder, creyó, creó
y ahí se empoderó
y no paró


Escribir no es difícil
Lo difícil es no escribir
escribía Tolstoi

Escribe fuerte
para que te oigan todos
los organismos autorizados
y los microbios de la casa:

hay millones de bacterias
en tu célula familiar.


miércoles, 22 de septiembre de 2021

Pesquisas

 

(Aquino Lamas)

 

Hay que volver a las lenguas muertas:
Todos deberíamos dominar alguna
antes de morir, escribía un poeta
en su obra póstuma  (algo así como sus
memorias:  Confieso que no he vivido)

Es posible que estas lenguas, tengan
algo que decirnos, o al menos enseñarnos.
No es vano recordar el interés de Borges
por el islandés antiguo, y su pasión por
las lenguas muertas que supo acompañarlo
hasta su muerte.

En todas las lenguas e idiomas conocidos
sabemos que el verdadero y único
lugar común, es la muerte.

Pero  ¿Cuánto sabemos de la muerte?

Esas lenguas llamadas muertas, pueden
esconder respuestas útiles. Entre otras cosas,
está el interés por conocer las causas de su
deceso, o su paso a mejor vida.

¿Por qué murieron?
¿No fueron capaces de adaptarse?
¿Habían vivido lo suficiente?
¿Fue muerte natural?  ¿Una muerte violenta?

(Sabemos que hay  una violencia natural, una
violencia institucional y otra aspiracional)

¿Suicidio:  No soportaron el peso de la Historia,
no quisieron ser cómplices?

¿Hay más preguntas?

Por fuera del pensamiento binario, se podría
afirmar que todas las lenguas vivas
proceden de lenguas muertas, así como todos
los organismos que cursamos la vida
descendemos de muertos.

Luego, se puede aventurar que la muerte
es algo relativo:  algo se modifica para
permanecer bajo otra forma.

Conocemos la inferioridad numérica,
somos menos los vivos que los muertos:

Pero son cifras provisorias, estamos destinados
a formar parte de esa mayoría que nos espera
con los brazos abiertos, o quizás no...

Sabemos poco de la muerte  -es posible que
las lenguas muertas tengan también preguntas
que formularnos-

De cualquier modo, parece atinado
familiarizarse con ellas, e incorporarnos
al reino de los muertos en posesión de alguna
de sus lenguas.



 

 

viernes, 17 de septiembre de 2021

artes y oficios

 

 

(Luis Espejo)

 

El poeta es un fingidor,
escribía Pessoa
seguro en su oficio u arte
monótono.

A tal punto, que finge
lo que en verdad siente,
y llega a  sentir
que es lo que finge.

Su hay un alma sincera, esa es
la mía, se relamía Darío
al releerse  (los poetas se leen
a sí mismos, y se releen hasta
relamerse y aprobarse)

Hay cosas peores, creamos,
que ser una ficción, o un mix
de fixiones que se bifurcan y
entresurcan la ilusión heteronímica.

¿Cuántos poetas crucificados en vano?

(marcar con una cruz)

Religiones hay muchas, casi tantas
como pastores de rebaños, y están
los dioses conocidos y los que todavía
no se han dado a conocer.

Hay que ser selectivo y cuidadoso
a la hora de elegir uno:  conviene
informarse, asesorarse, asegurarse
que nos reconozca como rebaño
elegido.

El espectro divino es amplio,
hay que tomarse un tiempo
para la reflexión y evitar la mala
decisión y el error no forzado.

Los hay mejores y peores,
todo depende de la vara
con que midas tu destino:
me dijo la esfinge
desde su esfínter sin pasión

(las pasiones son sólo humanas)

Hay que ser digno
de lo que se finge.

sábado, 11 de septiembre de 2021

El odio

 

 

(Horacio Ruminal)

 

El odio absoluto no existe:
Aún los seres más abyectos
suelen frecuentar sentimientos
encontrados.

Los sentimientos humanos
están hechos de contradicciones
y tensiones que pueden alcanzar
diversa intensidad.

La naturaleza séptica del ser
hace imposible un odio libre
de contaminación.

No somos conscientes de toda
la contaminación que consumimos
y producimos, incluso al consumir.

Producir contaminación es un pleonasmo:
La contaminación es un valor agregado
de la producción, pero gracias
a la producción de conocimiento, sabemos
que toda producción contamina, incluso la
producción de conocimiento.  

(El conocimiento, es un camino sin
retorno, no podemos desconocer)

II
Con respecto al odio,
hay sensaciones encontradas.  Pero nadie
encuentra solo lo que busca:

Buscadores de prestigio, cazadores de fortunas,
rastreadores de tesoros y emprendedores
de toda laya suelen no llegar a destino,
pero encuentran otro.

Conocemos el valor de las oportunidades,
los desafíos, la aventura de asumir riesgos
y conocemos la serendipia  (Si no fuera por
las palabras, hay cosas que no existirían)

III
La Neurolingüística no puede aislar al gen
patógeno del lenguaje, ni se lo propone;
en cambio, establece el Cerebrocentrismo
y produce Neuropolítica, Neurociencia,
Neuroeconomía, Neuropsicología y
Neuroarte, junto a la Neurofilosofía.

La Neuropoesía libera endorfinas,
y nos libera de los malos hábitos poéticos,
como el vicio recurrente de la repetición
y el vicio de repetir en forma recurrente
la palabra vicio, y aquellas que se asocian.
Libera al libertino y al novicio, y vuelve
todo a su lugar de inicio:
La poesía es un servicio,
nos libera de las aspiraciones neurotóxicas
y del ocio mal tramitado.


IV
El odio absoluto no existe, no se puede
odiar a todos por igual: hay que discriminar.

Hay que volver al odio primordial,
a la noción nociva,  hay que
aumentar el IVA,
hay que gravar el aire y el uso
de la gravedad, y controlar el contenido
de cada aspiración desmesurada
o excesiva.

V

Empatizar con el odio:

¿Sabías que el odio es un sentimiento vital,
más antiguo que el amor, y produce cosas
mucho más interesantes, no sólo en la
literatura y en el arte?

No goza de buena prensa, es verdad, como
tampoco la verdad, pero ha inspirado las
mejores obras.

Hay músicos que odian la música, futbolistas
que odian el fútbol, y lo mismo ocurre en
otras disciplinas.  No les va mal…

Es conocido el nombre del tenista
que odiaba el tenis, y llegó a la cima
con su odio.  Fue el mejor, reinó por algún
tiempo en soledad y hasta conoció el amor:

Una tenista germana, tan exitosa como él
que supo reinar en soledad por cierto tiempo
y también odiaba el tenis.

¿El amor es más fuerte?
No, los unió el odio, que es más antiguo.

¿El amor como el éxito del odio?

Hay amantes que odian el amor,
prefieren el sexo puro y duro.

¿Puro y duro?
¿Cuánto dura esa pureza?

Me acojo al beneficio de la duda.
El odio absoluto no existe, oí dudar
a un músico reconocido.

(El reconocimiento, al igual que la fama,
no es algo bueno en sí. Puede responder a
una valoración positiva, tanto como negativa:

Tengo mala fama… Pero no son lo mismo:
la fama está asociada al éxito, algo tan
azaroso como efímero, mientras el reconocimiento
supone otros méritos o virtudes, menos dudosos,
que pueden trascender la banalidad natural de
gustos y sentimientos populares.

Un escritor reconocido, decía que la fama
es un exceso de reconocimiento, y el éxito
una forma excesiva de aceptación,
quizá la peor.



 

jueves, 9 de septiembre de 2021

Experticia

 

 

(Aquino Lamas)

 

En un futuro
todo habrá sido negociado:

No habrá nada que negociar,
ni disputar, salvo la palabra.

Pero no tendrán mucho valor
las palabras, ni serán muchas;
sólo las necesarias.

¿Cuántas palabras necesita un hombre?
¿Cuántas, una familia tipo, un buen
vecino, un asesor letrado?

Tal vez, no muchas más que las de un
poema, un buen poema genérico…

No contamos con una respuesta uniforme
y taxativa. Mejor llamarse a silencio
y escuchar a los que saben.
¿Quién sabe?

¿Habrá que recurrir a la palabra autorizada
de la neurociencia cognitiva?  
¿Habrá que consultar a un consultor?
¿A un experto en experticia, a un neólogo
matriculado?

¿Tenemos las respuestas que necesitamos?
-esta te la debo-

¿No hay más preguntas?
-Puede haber, pero acaso no sea oportuno
 en este tracto del poema: ya hay bastantes.

¿Las palabras, entonces, no sirven?
-No, sí, sirven para hacer preguntas,
 aforismos, juegos de palabras y poemas.

En un futuro, cuando todo
haya sido negociado, las palabras seguirán
siendo las mismas, pero serán menos
y con otros valores.

Algunas caerán en desuso,
después en el olvido,
como tantas lenguas muertas que duermen
el sueño de los justos y aún esperan,
acaso, otra oportunidad.

Cuando todo haya sido negociado,
la palabra oportunidad, por ejemplo, es
posible que no disponga de oportunidades.



miércoles, 8 de septiembre de 2021

Otro solo irrepetible (II)

 

(Epifanio Weber)


Hay cosas que se aprenden solo:
No siempre se puede estar solo,
pero siempre se puede estar más
solo.

La soledad, puede ser una elección,
una vocación o una condición no
deseada con la que hay que convivir
y familiarizarse.

Puede ser un recurso renovable:
Hay quienes necesitan estar solos
para escribir, componer o producir
objetos que merezcan compartirse
(Puede haber dudas, compartimos)


II
Como músico solista, aspiraba
a improvisar.  Al principio sabía poco
de esa disciplina:  improvisaba,
copiando, reproduciendo e imitando
en busca de una voz propia.

Un buen solo, es la aspiración de todo
improvisador  (a sabiendas de que será
reconocido por unos pocos entendidos,
los que suelen, solos o no, regodearse en
el goce único de un solo original,
bien armado, con todos los
recursos y matices que sólo proveen
el conocimiento y la libertad, al servicio
de la sensibilidad,  o viceversa)

Hay que saber:  
El arte no es para todos,
la libertad tampoco, ni la soledad.

Hay que ser sensible a estas condiciones,
para ejercer esa libertad hasta donde el
arte lo permite, y producir ese solo que
permanecerá en la memoria del receptor
sensible, como algo único e irrepetible.

(Aunque para llegar a eso, haya sido preciso
mantener una rutina metódica de prácticas
repetitivas con escalas, arpegios, tríadas,
sustituciones y otros elementos que el
improvisador incorpora en su aprendizaje
solitario, para que su discurso fluya con
naturalidad, y luzca como creación espontánea)


No es poco lo que hay que saber
para emitir una improvisación lograda,
de modo que esa libertad que surca
los compases de su tiempo acotado,
pueda ser transmitida a los oyentes,
(o al oyente)

 

 
III
Hay cosas que solo se aprenden solo.

Tal vez lo más difícil, para un solo
perfecto, sea saber decidir donde
poner el silencio; donde hacerlo

Hacer silencio es una aspiración
ilusoria:  No se hace.


El silencio en el poema, en la música,
en un solo, es apenas una ilusión
donde el oyente o el lector pueden
improvisar, con sus propios medios
y en forma solidaria con la soledad
del emisor, otro sentido: ese que falta
para completar la ilusión.

Hay cosas que se aprenden solo:

Yo aprendí, con los vicios
del que aprende solo,
que lo más difícil en el solo
es elegir los lugares del silencio

(algo que no llegué a aprender, todavía)




 

domingo, 29 de agosto de 2021

avistaje de aves

 

(Horacio Ruminal)

               

                     “¿Sales?  Avísales a las aves abisales” 

 

 

Hay aves mitológicas, aves
de rapiña, aves mensajeras,
aves agoreras
o pájaros de mal agüero;

hay aves carroñeras  -comen cadáveres,
como nosotros- , y aves consideradas
sagradas por algunas culturas antiguas.

(Las aves son más antiguas que nosotros,
y parecen descender de dinosaurios)

Hay aves de corral, aves sacrificiales,
aves sacrificables y otras aves que no
producen utilidad.

Hay aves con oficios, como el hornero,
el cardenal, el pájaro carpintero, el tordo
overo, el cigüeñal o el buitre almizclero.

Cantar no es un oficio, y no todas
las aves cantan:

Hay aves que cantan a coro,
otras cantan solas
y otras callan.

(También las hay, que no conociendo
la propiedad del canto, se limitan a
imitar cantos ajenos)

Hay distintos cantos, más y menos
elaborados y diferenciados:
Algunos de apenas dos o tres notas,
otros, más ambiciosos, desarrollan
melodías más complejas.
Y están los que abrevan en una sola nota,
que aunque se empeñen y ensayen
resulta un canto bastante monótono.

Hay aves que nos subyugan con su canto,
como el jilguero, el ruiseñor, o el
cabecita negra.

Algunos poetas, se inspiran en cantos
de volátiles para su producción versátil,
puede ser un mirlo, un ruiseñor,
un cuervo, un papemor.

Hay aves que parecen hablar, pero
sus sonidos no pertenecen  a nuestros
abecedarios.

Hay, también, las que hablan, pero
por lo general no saben lo que dicen,
como suele ocurrir entre nosotros.

Hay aves que cantan sin motivo,
sospechamos;  otras lo hacen por
motivos que desconocemos,
como nosotros.

Y están las aves de paso:
a veces pasan, a veces no  (es tedioso
sentarse a esperar que pasen)

Hay aves hábiles, como el hornero,
que con gran trabajo y una técnica
envidiable, construyen nidos seguros
y perfectos.

Otras, más inteligentes y astutas, los
usurpan.

La usurpación, el saqueo, la apropiación
son recursos evolutivos:  Empezamos a
escribir con plumas de ánsar.

De las distintas aves, sabemos
apreciar su canto, su vuelo, su plumaje
o su carne.

Ensayando una clasificación elemental
y provisoria, se puede aventurar:

Hay aves mitológicas, exóticas, extintas,
aves de paso y aves de presa o de rapiña,
aves de cetrería y aves de compañía,
como el loro  -puede estar en la cocina
y sostener una conversación mientras
cocinamos una pechuga-

Hay aves carroñeras, aves canoras,
repetidoras, adiestrables, compañeras
y aves parrilleras.

sábado, 28 de agosto de 2021

Hay brótola

 

(Amílcar Ámbanos)

 



La incompletud de todo
es siempre transitoria
respecto de cualquiera
de las partes en conflicto

(sin partes no hay conflicto)

Noto el alboroto de la brótola.
Noto,  anoto,
los desbordes naturales
precipitan el paso de un estado
a otro.

La singladura del fluído
puede vacilar en tiempo y forma,
el desertor más avezado
puede hesitar ante una hez nativa,
citar o descubrir el goce de la fe
elevándose en la oración
armada de armonía.

Hay que volver a creer:
Esta fe me hizo ver lo verosímil
y su música impertérrita y anómala.

Creo en coros y croares,  creo
en la multiplicación de los penes,
en la eneúpla, y en los nuevos diseños
de los planes divinos.

no me erizo
ante los números hostiles
no me inclino ante los múltiplos
de uno y sus púlpitos,
tan diminutivos como inhóspitos.

Ultimo los enseres
de la serialidad ontológica
para asumir el ritmo de lo posible:

ser es creer, me dijo un ex creyente,
ser es poder
concomitar con todos los gerundios.

Un dios plural, transcurre
y desaprueba al pasar
de uno a otro
pecado sin gozar
ni fracasar.

La brótola no se alborota
por un desliz
ni se apichona ante el brote
de un poema abortable.

A pecar se aprende pecando,
decía un aprendiz avanzado:

No le des pecado, enséñale a pecar.

Noto y anoto:
hay un amor que brota
ignoto, innato, errátil,

está ahí, en los cuerpos sutiles,
en lo sutil del ente, en la enténte,
en lo inconsútil emanándose,
en lo brotátil
y lo eréctil.

Esos esbozos embozados
que preceden a la voz,
en la tibieza líquida del verbo
uterino y sus formas interinas.

En la simbiosis del fermento
amniótico, antes de las primeras
tejas del tejido bursátil y los
albores de todos los valores.

Hay un amor innato, abovedado,
intrínseco que brota
en las mucosas superiores
del deseo irretráctil y versátil.

No hay datos
pero hay dátiles.

martes, 24 de agosto de 2021

Signos positivos

 

(Ester Miño) 


Disponemos de nuevos dispositivos
y aplicaciones, para incrementar
nuestra disponibilidad y disfrutar
a disposición de las nuevas imposturas
que se imponen y marcan tendencia.

Hay que distenderse, desentenderse
y dejar que fluya,
que fluyan efluentes, venenos, agrotóxicos:

la contaminación es inversión
(este enunciado puede invertirse)

Arúspices, creyentes, auspiciantes
y contribuyentes del círculo áulico
de la economía, madre de todas
las ciencias, apuestan a futuro:

Se esperan nuevas generaciones
de generadores, capaces de generar
todas las oportunidades  necesarias,
para un desarrollo sustentable
con crecimiento indefinido, en un
marco de equidad e igualdad de oportunidades
para todos los sectores del oportunismo.

Estamos ante un ciclo de nuevos desafíos,
pero hay signos positivos.



II
Hay signos:
Hay verificadores, detectores y algoritmos
de última generación.

Hay lectores, colectores, recolectores
y recicladores urbanos.

Hay servidores, facilitadores, obtentores
y objetores de conciencia  (la conciencia
es un estado transitorio de la materia;
ningún estado prospera limitando a la
iniciativa privada:  La conciencia es algo
que merece ser superado)

Contamos con recursos.
Las oportunidades esperan; según
estimaciones de fuentes oficiosas
los indicadores son auspiciosos:

la economía vuelve a creer en sí misma,
replicando el éxito del modelo circular
a niveles escalables, y vuelve a crecer
a valores aceptables.

Hay consenso entre los operadores,
en que es posible mantener los márgenes
de aceptación que garantizarían el éxito
de la repetición inteligente.

Según  fuentes oficiosas, que no han podido
aún ser confirmadas, estaríamos en presencia
de un significativo aumento de la vocación
inútil, lo que representaría un verdadero
desafío para los generadores de oportunidades:

Habrá que optimizar los recursos
para poder poner en valor
ese volumen de utilidad ociosa.




sábado, 21 de agosto de 2021

El poema vacilante

 

 

(Asensio Escalante)

 

Quién vacila no está muerto
escribió un poeta, poco
antes de que su condición vital
comenzara a vacilar.

Nadie estima al que vacila,
vacilar, no es un verbo popular
-aunque todos lo conocemos y
practicamos-

Hay que tener valor para vacilar
en un mundo que desprecia
al vacilante, condenándolo
a vacilar sin término.

¿Hay que tener valor?

Yo vacilaría:  el valor socialmente
asignado al ejercicio de la vacilación
es casi nulo…

Creo que vacilaría, pero no sé..,
una respuesta vacilante no satisface a
casi nadie, y todo el que escribe busca
satisfacer a alguien, cuanto más no sea
a sí mismo.


II

El poeta puede vacilar,
volver a vacilar…
Es hasta forzoso que vacile
repetidas veces,  para evitar que el verbo
inadecuado, el adjetivo que zozobra  (o
incluso, sobra) o un verso vacilante
hagan naufragar al poema.

Todos los poetas vacilan,  aunque ninguno
lo confiese  (hay otras prácticas inconfesables)

Todos vacilan, salvo aquellos que practican
la escritura automática, una opción que quedó
en el olvido por sus productos  ambiguos
y resultados vacilantes.


III

El poema vacilante, no goza
de reconocimiento del lector avezado
ni de la aceptación del lector avanzado,
del lector promedio, el ocasional
ni del lector accidental, que se
encuentra por azar ante el poema, y vacila.

Todo buen poema
contiene un volumen de vacilación, una
cantidad incierta de tiempo vacilado
que nadie, ni su emisor registra, sin la cual
el poema no sería el que es, o lo que es,
según sea el caso.

Aquí hay que detenerse:  
Se debe establecer con claridad
la diferencia entre ambas condiciones.
Una cosa, es la vacilación insumida
en la manufactura del poema, y muy otra
aquel poema que recibe el adjetivo
“vacilante”.

El poema vacilante, suele crear tensiones,
situaciones, emociones y sentidos
que no resuelven:  un movimiento vano
y azaroso, una emisión que no llega a destino.

Precisamente, lo que mueve al poeta a vacilar
mientras construye su poema, es el deseo
de arbitrar los medios para evitar
agregar al mundo otro objeto vacilante:
Hay tantos…

El poema, debe percibirse como un
organismo vivo, único e irrepetible
y comportarse como tal, suscitando
atracciones y rechazos:

No se puede atraer a todo el mundo,
ni cosechar un rechazo unánime,
como no se puede amar a todo el
mundo ni complacer a todos
ni odiarlos por igual.

Hay opiniones divididas
entre lo que es o debería ser
un poema, no hay una definición
definitiva y taxativa todavía:

Se vacila…

La diversidad es constitutiva
de los organismos vivos;

no hay un único sentido
ni una sola dirección,
aunque sólo hay una vida:

No está muerto quien vacila.

 

 

domingo, 15 de agosto de 2021

You don't know what love is

 

 

(José Luis Greco)

 

I

Se ha escrito mucho sobre el amor,
sus distintas formas, prestaciones y
presentaciones conocidas, su relación
con el conocimiento y la naturaleza
de las distintas vías y desvíos que puede
adoptar este sentimiento humano.

Hay bastante material acumulado
sobre el amor en distintos formatos:
canciones, novelas, ensayos, teorías
y  poemas de amor.

También se ha escrito sobre
la producción de conocimiento,
el amor al conocimiento
y la producción teórica de amor:
Hay bastante material acumulado.

Conocemos diversas expresiones
del amor que pueden describirse
a través de la Historia acumulada.

También se ha escrito sobre
la acumulación, un material que
que se incrementa con el tiempo.



II

Acumular es humano,
tanto como amar, o quizás más.
Hay tanto material teórico
acumulado como experiencias
amatorias, o más.

Todos acumulamos
distintas experiencias de lo que
creemos que es el amor, o bien,
sospechamos que pudo haber sido.

¿Quién sabe qué es el verdadero amor,
suponiendo que hubiera alguno, entre
tantos, que merezca ese adjetivo?



III

En otros tiempos, el amor a la música,
me llevó a acumular cassettes, y acopiar
versiones de algunos temas preferidos.

Supe grabar un cassette monotemático:
hora y media con distintas versiones
de “You don’t know what love is”,
un standard de jazz que tocaban todos
y que, no sé por qué, me impactaba
particularmente:  Tu no sabes lo que
es el amor.

Amaba ese tema:  Sólo el amor puede
hacer que alguien dedique tanto tiempo
y empeño a la obsesión minuciosa de
recopilar todo ese material en un
objeto único, como el amor.

El amor y el objeto:  quién sabe dónde
andará ese cassette… Ya no tengo
ni donde escucharlo, si lo encontrara,
pero recuerdo las versiones de Sonny
Rollins, Coltrane y, sobre todo la de
Archie Shepp, donde el saxo adquiere
una dimensión casi sobrenatural…

¿Es algo natural el amor?
No lo sabemos.
Tu no sabes lo que es el amor,
yo tampoco, quien sabe
nadie lo sepa…

¿Sabrán los otros animales?


IV

Dos cosas sabemos:
El amor es una pasión
y el amor lo justifica todo.

La pasión no es justa ni injusta;
es ciega, como la justicia.
Las pasiones mueven a los hombres
a hacer grandes cosas, y no menores
despropósitos.

Pero una vida sin pasión
no es plena ni vale la pena,
se reduce a una continuidad biológica,
repetición de funciones y ciclos
que pasan sin pena ni gloria.

Es necesario amar algo
para apiadarse de todo,
escribía un filósofo apasionado.

La pasión lleva al exceso:
Lo único que importa son nuestras
pasiones, sólo lo excesivo puede ser
bueno. Reflexionaba el Marqués, que
entre sus excesos cotidianos, escribía.

Escribir es un acto de fe, y la fe es
una pasión. No se puede escribir sin
pasión  (aunque no hace falta creer
en nada para hacerlo: hay quien se
apasiona con su propio escepticismo)

Pero no todo es amor, ni todo es amable:
“Hay que amar lo que es digno de ser
amado y odiar lo que es odioso, pero hace
falta buen criterio para distinguir lo uno
de lo otro” Robert Frost.


V

El amor, un tema recurrente
en canciones y poemas de amor.

Odio los poemas de amor,
aunque del amor al odio hay un paso.
Paso y quiero:  Uno debe saber lo que
quiere, para poder desearlo, obtenerlo
o amarlo  (en ese orden o cualquier
otro)

Nadie nace sabiendo, ni nace amando,
nadie ama nacer ni nadie nace por
amor:  Se nace por reproducción, una
función biológica que puede prescindir
perfectamente del amor.

El amor no se reproduce, a lo sumo
podemos sospechar que hubo amor entre
quienes hicieron que naciéramos.
En todo caso, un amor preexistente
que no nos incluía:  No es posible amar
lo que no existe, si es que el amor existe
-Lacán tenía reparos-

Nacemos por acción u omisión ajena,
obligados a nacer: Nadie nace sabiendo,
ni amando, ni sabiendo amar, ni sabiendo
qué es el amor  (luego conoceremos
algunas de sus formas, u otras, o incluso
ninguna)


VI

El amor:  ¿Qué sabemos del amor?
¿es necesario saber?
¿hace falta conocer para amar?
¿existe el amor al conocimiento?
¿el amor a lo desconocido?
¿y el amor a primera vista?
¿y los ciegos? ¿aman olores y sonidos?
¿cuántos sentidos conoce el amor?
¿es ciego?
¿cuántas clases de amor conocemos
y cuántas estamos dispuestos a conocer?
¿cuántos hacen falta para una relación
amorosa?
¿Hay un amor verdadero, auténtico
y genuino?
¿el amor real, es sólo el que se realiza?
¿la aventura amorosa, es amor o es otra cosa?
¿Hay un amor a la rutina, a lo seguro, a la
repetición?  ¿amor a las tradiciones?
¿a las contradicciones?
¿Hay un tiempo, para el amor, aunque
siempre se pueda hablar de amor
como pasatiempo?
¿Cambian los objetos de amor
con el tiempo?
¿Cambia el discurso del amor, en función
del tiempo?  ¿Cambian las formas?
¿Amar es depender?
¿Existe un amor libre?
¿Hay un amor incondicional?
¿Puede haber amor sincero?
¿Hay un grado cero del amor?

(En el tenis, el cero es love)


VII

Pero no todo es amor: está el odio,
al parecer más antiguo, y otros
sentimientos más o menos subalternos,
como la envidia, la lujuria, el desenfreno,
la desazón, etc.  
Hay un amplio espectro de emociones,
desde el desdén hasta el hastío…


You don’t know…

No, ninguno sabe qué es el amor,
sólo que somos pocos los que reconocemos
y asumimos…

Parto de cero (love), asumo mi ignorancia
y además me reconozco lento para aprender
a incorporar conocimiento:

“Los amantes de la velocidad, no son nunca
buenos amantes”

Puedo disimular la falta con citas, se ha escrito
mucho sobre el amor…
Pero no voy a extenderme, aunque reconozco
que citar excita:  cualquiera puede excitarse
sin necesidad del amor.  Basta un buen estímulo.


VIII

El amor, por lo que sabemos, tiene una carga
de subjetividad insoslayable, difícil de precisar.

No hace falta saber latín, ni es preciso saber
mucho para acordar que, si hay un amor sincero,
indeclinable e incondicional, es el amor a la
divisa, o a la camiseta para ser más preciso.

Pero como todo lo subjetivo, admite lecturas
e interpretaciones diversas:

Recuerdo haber intervenido en una discusión
virtual del ámbito deportivo, sobre cierto
jugador al que denostaban y criticaban con
pasión y sin compasión por sus flojas
actuaciones. Entre otras cosas, le endilgaban
no sentir la camiseta, mostrar displicencia,
intermitencia, falta de entrega y compromiso:
No daba todo lo que se esperaba que diera,
no lo entregaba todo…

Mi interpretación fue otra:  El hombre (todo
jugador es, además y antes que nada un hombre)
actúa a conciencia, y sus falsas apariciones
y rendimientos dudosos, no hacen sino expresar
un sentimiento profundo hacia el club, lo que
se dice, un acto de amor.

El es lo suficientemente conciente, y sabe bien
que en nuestro equipo, el jugador que logra
destacarse y brilla durante cuatro partidos, tiene
un destino seguro:  acaba afuera, vendido al
extranjero para aliviar las deudas y que nuestros
dirigentes puedan exhibir un balance menos
deshonroso.

Sabe, en fin, que si mostrara todo su potencial
tendría los días contados en el club, y sus
empleadores estarían contando dólares.

Pero el amor vence.
Y el amor es así…
¿Quién dijo que hay que entregar
todo siempre?
Si nuestro hombre lo hubiera hecho,
ya estaría vistiendo otra camiseta
y siendo, a su vez, codiciado por
otros aún más poderosos…


IX

El amor, en fin, no es sólo entrega,
sacrificio, pasión y compromiso.
También es una cuestión de poder,
y de saber:  saber cuando y donde
y cuanto entregar.

No sé, tiendo a creer que mi interpretación
no fue tanto una defensa del jugador
como una defensa del amor…

Ese amor que muchas veces nos resulta
extraño, ajeno, esquivo, por no entender,
no apreciar o no saber interpretarlo.

You don’t know:  tu no sabes
lo que es el amor, ellos tampoco,
ni nosotros.  ¿Yo?

Yo seguiré buscando mi cassette
TDK de 90’
aunque no pueda escucharlo.



 

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