(José Luis Greco)
I
Se ha escrito mucho sobre el amor,
sus distintas formas, prestaciones y
presentaciones conocidas, su relación
con el conocimiento y la naturaleza
de las distintas vías y desvíos que puede
adoptar este sentimiento humano.
Hay bastante material acumulado
sobre el amor en distintos formatos:
canciones, novelas, ensayos, teorías
y poemas de amor.
También se ha escrito sobre
la producción de conocimiento,
el amor al conocimiento
y la producción teórica de amor:
Hay bastante material acumulado.
Conocemos diversas expresiones
del amor que pueden describirse
a través de la Historia acumulada.
También se ha escrito sobre
la acumulación, un material que
que se incrementa con el tiempo.
II
Acumular es humano,
tanto como amar, o quizás más.
Hay tanto material teórico
acumulado como experiencias
amatorias, o más.
Todos acumulamos
distintas experiencias de lo que
creemos que es el amor, o bien,
sospechamos que pudo haber sido.
¿Quién sabe qué es el verdadero amor,
suponiendo que hubiera alguno, entre
tantos, que merezca ese adjetivo?
III
En otros tiempos, el amor a la música,
me llevó a acumular cassettes, y acopiar
versiones de algunos temas preferidos.
Supe grabar un cassette monotemático:
hora y media con distintas versiones
de “You don’t know what love is”,
un standard de jazz que tocaban todos
y que, no sé por qué, me impactaba
particularmente: Tu no sabes lo que
es el amor.
Amaba ese tema: Sólo el amor puede
hacer que alguien dedique tanto tiempo
y empeño a la obsesión minuciosa de
recopilar todo ese material en un
objeto único, como el amor.
El amor y el objeto: quién sabe dónde
andará ese cassette… Ya no tengo
ni donde escucharlo, si lo encontrara,
pero recuerdo las versiones de Sonny
Rollins, Coltrane y, sobre todo la de
Archie Shepp, donde el saxo adquiere
una dimensión casi sobrenatural…
¿Es algo natural el amor?
No lo sabemos.
Tu no sabes lo que es el amor,
yo tampoco, quien sabe
nadie lo sepa…
¿Sabrán los otros animales?
IV
Dos cosas sabemos:
El amor es una pasión
y el amor lo justifica todo.
La pasión no es justa ni injusta;
es ciega, como la justicia.
Las pasiones mueven a los hombres
a hacer grandes cosas, y no menores
despropósitos.
Pero una vida sin pasión
no es plena ni vale la pena,
se reduce a una continuidad biológica,
repetición de funciones y ciclos
que pasan sin pena ni gloria.
Es necesario amar algo
para apiadarse de todo,
escribía un filósofo apasionado.
La pasión lleva al exceso:
Lo único que importa son nuestras
pasiones, sólo lo excesivo puede ser
bueno. Reflexionaba el Marqués, que
entre sus excesos cotidianos, escribía.
Escribir es un acto de fe, y la fe es
una pasión. No se puede escribir sin
pasión (aunque no hace falta creer
en nada para hacerlo: hay quien se
apasiona con su propio escepticismo)
Pero no todo es amor, ni todo es amable:
“Hay que amar lo que es digno de ser
amado y odiar lo que es odioso, pero hace
falta buen criterio para distinguir lo uno
de lo otro” Robert Frost.
V
El amor, un tema recurrente
en canciones y poemas de amor.
Odio los poemas de amor,
aunque del amor al odio hay un paso.
Paso y quiero: Uno debe saber lo que
quiere, para poder desearlo, obtenerlo
o amarlo (en ese orden o cualquier
otro)
Nadie nace sabiendo, ni nace amando,
nadie ama nacer ni nadie nace por
amor: Se nace por reproducción, una
función biológica que puede prescindir
perfectamente del amor.
El amor no se reproduce, a lo sumo
podemos sospechar que hubo amor entre
quienes hicieron que naciéramos.
En todo caso, un amor preexistente
que no nos incluía: No es posible amar
lo que no existe, si es que el amor existe
-Lacán tenía reparos-
Nacemos por acción u omisión ajena,
obligados a nacer: Nadie nace sabiendo,
ni amando, ni sabiendo amar, ni sabiendo
qué es el amor (luego conoceremos
algunas de sus formas, u otras, o incluso
ninguna)
VI
El amor: ¿Qué sabemos del amor?
¿es necesario saber?
¿hace falta conocer para amar?
¿existe el amor al conocimiento?
¿el amor a lo desconocido?
¿y el amor a primera vista?
¿y los ciegos? ¿aman olores y sonidos?
¿cuántos sentidos conoce el amor?
¿es ciego?
¿cuántas clases de amor conocemos
y cuántas estamos dispuestos a conocer?
¿cuántos hacen falta para una relación
amorosa?
¿Hay un amor verdadero, auténtico
y genuino?
¿el amor real, es sólo el que se realiza?
¿la aventura amorosa, es amor o es otra cosa?
¿Hay un amor a la rutina, a lo seguro, a la
repetición? ¿amor a las tradiciones?
¿a las contradicciones?
¿Hay un tiempo, para el amor, aunque
siempre se pueda hablar de amor
como pasatiempo?
¿Cambian los objetos de amor
con el tiempo?
¿Cambia el discurso del amor, en función
del tiempo? ¿Cambian las formas?
¿Amar es depender?
¿Existe un amor libre?
¿Hay un amor incondicional?
¿Puede haber amor sincero?
¿Hay un grado cero del amor?
(En el tenis, el cero es love)
VII
Pero no todo es amor: está el odio,
al parecer más antiguo, y otros
sentimientos más o menos subalternos,
como la envidia, la lujuria, el desenfreno,
la desazón, etc.
Hay un amplio espectro de emociones,
desde el desdén hasta el hastío…
You don’t know…
No, ninguno sabe qué es el amor,
sólo que somos pocos los que reconocemos
y asumimos…
Parto de cero (love), asumo mi ignorancia
y además me reconozco lento para aprender
a incorporar conocimiento:
“Los amantes de la velocidad, no son nunca
buenos amantes”
Puedo disimular la falta con citas, se ha escrito
mucho sobre el amor…
Pero no voy a extenderme, aunque reconozco
que citar excita: cualquiera puede excitarse
sin necesidad del amor. Basta un buen estímulo.
VIII
El amor, por lo que sabemos, tiene una carga
de subjetividad insoslayable, difícil de precisar.
No hace falta saber latín, ni es preciso saber
mucho para acordar que, si hay un amor sincero,
indeclinable e incondicional, es el amor a la
divisa, o a la camiseta para ser más preciso.
Pero como todo lo subjetivo, admite lecturas
e interpretaciones diversas:
Recuerdo haber intervenido en una discusión
virtual del ámbito deportivo, sobre cierto
jugador al que denostaban y criticaban con
pasión y sin compasión por sus flojas
actuaciones. Entre otras cosas, le endilgaban
no sentir la camiseta, mostrar displicencia,
intermitencia, falta de entrega y compromiso:
No daba todo lo que se esperaba que diera,
no lo entregaba todo…
Mi interpretación fue otra: El hombre (todo
jugador es, además y antes que nada un hombre)
actúa a conciencia, y sus falsas apariciones
y rendimientos dudosos, no hacen sino expresar
un sentimiento profundo hacia el club, lo que
se dice, un acto de amor.
El es lo suficientemente conciente, y sabe bien
que en nuestro equipo, el jugador que logra
destacarse y brilla durante cuatro partidos, tiene
un destino seguro: acaba afuera, vendido al
extranjero para aliviar las deudas y que nuestros
dirigentes puedan exhibir un balance menos
deshonroso.
Sabe, en fin, que si mostrara todo su potencial
tendría los días contados en el club, y sus
empleadores estarían contando dólares.
Pero el amor vence.
Y el amor es así…
¿Quién dijo que hay que entregar
todo siempre?
Si nuestro hombre lo hubiera hecho,
ya estaría vistiendo otra camiseta
y siendo, a su vez, codiciado por
otros aún más poderosos…
IX
El amor, en fin, no es sólo entrega,
sacrificio, pasión y compromiso.
También es una cuestión de poder,
y de saber: saber cuando y donde
y cuanto entregar.
No sé, tiendo a creer que mi interpretación
no fue tanto una defensa del jugador
como una defensa del amor…
Ese amor que muchas veces nos resulta
extraño, ajeno, esquivo, por no entender,
no apreciar o no saber interpretarlo.
You don’t know: tu no sabes
lo que es el amor, ellos tampoco,
ni nosotros. ¿Yo?
Yo seguiré buscando mi cassette
TDK de 90’
aunque no pueda escucharlo.