(Encarnación Segura)
Accioné mi cuerpo en un sentido,
y funcionó.
Luego hice lo propio en sentido
inverso y también funcionaba;
después probé el sentido contrario
y volvió a funcionar.
Al registrarlo, el entusiasmo por
el éxito obtenido en mis acciones
me llevó a probar y repetir
la operación en muchos otros
sentidos que parecían disponibles.
Fui sumando un éxito tras otro
sin solución de continuidad
y ví que era bueno sumar:
La vida es una suma de experiencias,
no siempre exitosas, de las que solemos
aprovechar una parte y la otra se pierde.
Había que aprovechar el envión
del éxito que se acumulaba. Pero al sumar
a esa velocidad un éxito tras otro sin parar,
no podía capitalizar esa experiencia
en un sentido positivo.
Ahora estoy sumida en la confusión
de un mar ancho y ambiguo, con un
sinnúmero de sentidos que me suman y me exceden,
sin poder determinar cuál era el verdadero.
Habiendo precipitado en la inacción
y sabiendo que la vida es movimiento,
me pregunto:
¿era éste el sentido de la vida?
¿o la decepción es algo pasajero?
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