(William Arsenio Pereyra)
-Me ofendió de palabra…
-¿Qué le dijo?
-No puedo repetirlo, eran términos
irreproducibles.
-¿El exabrupto constituyó un exceso
verbal?
-Sí, entiendo que sí. Había algo de
verdad pero hubo un exceso.
-No se ofenda, pero en verdad
no puede ofenderse:
Con la verdad no se ofende ni teme.
-¿Está seguro? ¿Quién lo dijo?
-Sabiduría oriental.
-Perdonemé, pero no me interesa la filosofía
antigua, venga de la India o de los chinos:
Soy argentino.
-No se ofenda, pero no tenía que ir tan lejos.
Lo dijo uno de los nuestros, una voz amiga:
la de José Artigas, que también tenía razón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario