(Periferio Gómara)
Algo falló en la penúltima estocada
del occiso, ahora velamos el cuerpo
de la noción que no nació,
entre los dientes heredados
de los que dilapidaron el futuro
como cuerpos.
El llanto de la hojalata está arruinando
el hojaldrado, agravando la situación
de aquellos parásitos entrañables, que
en buena hora sirvieron a nuestras
mejores causas:
Ahora vuelven del fracaso,
cual malversados anticuerpos
que abandonó la fe, mientras el epicentro
de la masa madre se mantiene irreductible,
aún sin pronunciarse y no cadaveriza.
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