(Aparicio Custom)
Encontré un huevo
en mi propiedad registrada.
Podría haber otros, que no
alcanzo a registrar. Los hay
de muy diversas formas y tamaños,
algunos demasiado pequeños para
ser registrados e identificados:
Nuestro registro de huevos es bajo.
¿Cuántos huevos conocemos?
¿Son más los que desconocemos?
¿Cuántos misterios caben en un
huevo genérico?
¿Será nuevo este huevo?
¿Habrá caído de un nido y ha de estar
siendo buscado por quien lo emitió?
Claro que no sólo las aves ponen huevos.
Uno no identificado abre un abanico de
posibilidades. Es dable dudar de lo que no
se conoce.
¿Tenemos más dudas que certezas?
Un hombre promedio no piensa mucho
en huevos: Para pensar no hacen falta
huevos, ni para otras actividades productivas.
Al hombre le alcanza con conocer los huevos
que puede comer, y producir lo suficiente
para merecer sus huevos.
Yo podría comer mi huevo, me pertenece:
estaba en mi propiedad registrada y me
lo encontré.
Pero no lo conozco, no tengo ninguna seguridad
de que sea comestible… Aunque en la naturaleza
todo es comestible; siempre hay alguno que se
como los huevos del otro, e incluso al otro…
No: lo que me falta es la seguridad de que sea
apto para consumo humano…
¿Pero acaso no lo es casi todo?
No, antes que comerlo es mejor vacilar.
No lo pienso comer aunque me tiente.
¿Qué hacer con este huevo?
No sé, un huevo no identificado es una
buena fuente de dudas:
Para identificarlo, habría que esperar
su evolución hasta la eclosión…
¿Quién comería eso?
Tal vez no sea lo que uno espera,
mejor esperar:
No sé si empollarlo o incubarlo
o abandonarlo a su destino oval,
ovoide, ovívoro.
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