martes, 9 de enero de 2024

Escritura olvidable, un arte mayor

 

(Senecio Loserman)

 

No es difícil hablar sin decir nada,

es decir nada que valga recordar.

De hecho, la mayor parte de lo que

se habla es materia olvidable.


Escribir es otra cosa:

Es difícil producir algo no olvidable.

 

Salvo en el discurso publicitario y en

el periodismo rentado, donde se busca

precisamente el efecto de entrar en

las memorias, con o sin conciencia del

sujeto receptor.


Quien escriba por el mero hecho de hacerlo,

(inclinación, goce, necesidad o vicio)

sea un ensayo, poema o narración, sabe que

es difícil evitar el olvido, casi siempre

automático:


Estamos hechos para olvidarlo todo, salvo

aquello que se vincula a nuestros intereses

más íntimos (que tal vez ni siquiera conocemos)


Es difícil escribir algo no olvidable, pero aún

más difícil es escribir siempre olvidable, sin

grietas ni altibajos, y mantener en el tiempo

esa línea de conducta.


Se requiere un trabajo metódico

y una concentración superior, intensa

y sostenida que sólo se logra con el

tiempo:


Hay que invertir un tiempo, como todo,

pero el trabajo da sus frutos si se tiene

suficiente paciencia.


Es algo difícil, pero no inalcanzable:

Yo recuerdo haberlo conseguido,

después de años de trabajo sistemático

para dominar la técnica.


Pero ya lo olvidé: Ahora sólo escribo

aforismos, mayormente olvidables.

 

No es lo mismo, pero no creo entrar

en contradicción con mis principios,

lo que no es fácil:

 

Es común olvidarlos. 


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