(Horacio Ruminal)
Presente en el manubrio, la pala,
el palo de golf, la raqueta, el escalpelo,
armas de mano, puñales y hasta en las
manijas de nuestras puertas, etcétera:
La empuñadura es hoy algo tan común
como las manos: Sin ellas no hubiéramos
podido manipular casi nada, y andaríamos
a los tumbos, dependiendo de la generosidad
de la Naturaleza.
Hoy nos resulta natural tener siempre una
empuñadura al alcance de la mano
y viceversa. Pero hicieron falta miles de años
de evolución sostenida para llegar aquí.
El conocimiento obtenido, gracias a nuestros
puños, nos permite saber que la capacidad de
empuñar, fue lo que nos elevó por encima de
los otros animales y de todo el mundo sensible.
Todavía hay un puñado de cosas que
no alcanzamos a empuñar, pero tenemos
el mundo en nuestras manos y confiamos
ciegamente en nuestros puños.
Nuestra voluntad es fuerte, seguimos avanzando
y al que se oponga lo agarramos a trompadas:
Detestamos la violencia, pero sabemos
que la fuerza del puño y las armas empuñables
que disponemos, son un buen instrumento
disuasivo y siempre funcionó.
El orden, siempre se impuso por la fuerza
y ella está en nuestras manos: en el pulgar
oponible que desató la evolución, a partir
del puño.
Levantemos el puño con orgullo.
El nos hizo racionales, inteligentes, sanos,
superiores y sensatos.
Debemos reconocerlo: Todo lo que somos
lo debemos a la oposición.
No hay comentarios:
Publicar un comentario