sábado, 6 de enero de 2024

Superficies besables

 

(Serafín Cuesta)

 

Besable es casi todo

para los cuerpos labiados.


Laborioso es para los otros,

deben aguzar el ingenio y

crear lo que no tienen:


imaginar la cavidad que no poseen

y presentarla de un modo verosímil.


Los labios son la parte visible

de una oquedad constitutiva.


A la Naturaleza le tomó su tiempo

dar forma a esta creación, a veces

engañosa hasta alcanzar la perfección.


II

Besable es casi todo

para los seres labiados: Sonreímos

a otros labios esperando una respuesta

simétrica (la sonrisa asimétrica suele

ser descartada por la mayoría labiada)


Nos entregamos a unos labios

que a menudo no son lo que prometían.

Comprobamos: toda cavidad es engañosa.


¿Falso o verdadero?


Los labios de la mente vacilan: Acaso

la verdad no sea sino otra oquedad,

tan engañosa como todas.


Pero la Naturaleza es sabia, y el engaño

bien puede ser parte de la perfección.


Si el engaño es perfecto, no hay otra

cosa a que aspirar.


III

Besable es casi todo

para los organismos labiados:

Sólo los más organizados gozamos

de labios y ostentamos sus propiedades.


Ellos son la parte visible y besable

de una oquedad.


El engaño es cosa común entre nosotros,

lo frecuentamos y prodigamos

con envidiable labilidad, tanto como la

libertad de elegir a quien besar:

Percibirnos libres es ya un engaño prodigioso.


Tal vez el beso más seguro

lo ofrezcan cavidades desdentadas,

ajenas a los metabolismos del engaño.


Los marineros besan y se van,

saben ser criaturas ávidas,

aviesas y avezadas en este

arte.


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