(Nicasio Uranio)
Hay señales que no capto;
tal vez ni las necesite,
no lo sé.
Puedo no ser un buen captor,
acepto: hay que aceptar la
realidad, aunque primero hay
que captarla.
Cada realidad es distinta y cambiante,
sólo una parte se comparte: otras no,
y otras ni las captamos.
Hay señales que me son ajenas;
podría intentar captarlas de todos modos,
si supiera que me interesan y fuera
un buen captor.
Nunca fui un gran captor, ni uno avezado.
De chico celebraba cuando lograba
capturar un insecto desconocido:
Es común que a los niños les atraiga lo
desconocido. Después van conociendo
el mundo, crecen y lo superan.
Mi hermana evaluaba al insecto, y si lo
merecía lo pinchaba con un alfiler para
agregarlo a su colección: una buena señal
para mi; mi trabajo era reconocido.
El mundo está plagado de señales, algunas
útiles y otras más dudosas.
Recibimos algunas, y aunque pudiéramos
captarlas a todas, es probable que no
supiéramos interpretarlas en realidad.
La realidad es compleja y cambiante,
hasta las señalizaciones cambian. Hay que
saber aceptar la parte que nos toca, aquello
que aún captamos.
Quien acepta su realidad sin cuestionar
no necesita otras señales, ni espera
captarlas:
Es suficiente con las que conoce,
una realidad que agradece.
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