(Carlos Inquilino)
Tenemos un piso y un techo,
es lo que sabemos:
No sabemos cuánto es, ni
cuánto no, ni cuál es el techo
de nuestros merecimientos.
Pero hay que seguir participando,
la vida es lucha; no sabemos
mucho más, ni parece necesario:
Sabemos lo que hay que saber:
Tenemos un piso, y un techo
para empezar, y algunos ni eso.
El que sepa pisar fuerte
el techo del otro, avanzará un
casillero y tendrá oportunidades
para elevarse, hasta alcanzar su
techo.
Los otros levantarán sus casillas
precarias en los asentamientos que
crecen a un ritmo sostenido, a la
par del desarrollo sustentable.
Para sostenerse, y luego elevarse,
hay que pisar fuerte, empezando
de abajo.
La vida es lucha, por lo que sabemos:
Saber defender lo que pisamos
y el techo propio, si es que se alcanza
(una vida, a veces no alcanza)
Sabemos que la vida es lucha,
hay un techo y un piso.
También sabemos que todos nuestros
techos son provisorios, y que hay que
pagar el derecho de piso: el más propio
y exclusivo de los derechos humanos.
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