(Horacio Ruminal)
La carne es fruto de la evolución:
La evolución del mundo no sería
tal sin la presencia de carne:
Podemos afirmar sin riesgo que
la carne es el producto que más
evolucionó.
La carne evolucionó hasta producir
dientes destinados a deshacer carne,
no es poco.
Pero la evolución no concluyó, no
sabemos cuál será el destino de la
carne. Pero sabemos que es un buen
alimento para nuestra carne en plena
evolución.
Somos carne, reconocemos las ventajas
de pertenecer y encarnar el segmento
superior de este espacio productivo:
No hay una carne más altamente
organizada que la nuestra; no somos
cualquier carne:
Hemos desarrollado la capacidad de
producir las carnes que necesitamos
para mantener nuestro desarrollo
sostenido.
Conocemos las propiedades de las
diversas carnes, sus beneficios, valores
nutritivos y contraindicaciones.
II
La carne alimenta nuestras más altas
aspiraciones, y también las otras:
Nos fortalece y permite evolucionar
sin pausa, mientras otros se comen
entre sí.
Es dura la vida para los seres de carne,
sean carnívoros o no.
Por fortuna, nosotros somos omnívoros
y disponemos de una dieta variada, como
para no aburrirnos y sobrevivir a los cambios
imprevistos de condiciones naturales.
Además, producimos nuestros propios alimentos
gracias a esta inteligencia superior, que debemos
a la carne.
Por fortuna, mientras otros se comen entre sí,
a nosotros no nos come nadie, salvo por un
descuido ocasional o un accidente.
En otros tiempos lo hicieron, pero no pudieron
competir con nuestro ritmo evolutivo y hoy
vivimos tranquilos, en paz y disfrutando una
posición justamente ganada, tanto como las
diversas carnes que aroman y enriquecen
nuestros platos con su gama de sabores
disponibles para satisfacer los paladares más
exigentes.
Los animales, en cambio, ni siquiera pudieron
desarrollar su paladar: comen siempre lo mismo
y persisten en el hábito de comerse entre sí.
III
A nosotros nos respetan, es posible que reconozcan
nuestra superioridad evidente, como también que
la carne humana no les sepa tan bien y no figure
entre sus preferidas.
Hace mucho que producimos conocimiento, pero
en algún estadío remoto de la carrera evolutiva
nosotros también la probamos (hay que probar
de todo, para conocer y crecer)
Aunque el costo era elevado,
y según fuentes confiables,
sabían mejor las otras carnes.
La realidad de hoy es muy otra:
El desarrollo sustentable multiplicó
las oportunidades y redujo los costos
a valores aceptables.
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