jueves, 18 de enero de 2024

El poema sublime

 

(Pascual Rambler)

 

Estaba en condiciones de escribir

un poema sublime. Pero al momento

de poner manos a la obra, encontré

que no tenía nada que sublimar.


No me resigné: los poetas suelen

adelantarse a su tiempo; era cuestión

de bajar la vara. La inspiración puede

hacer maravillas con pocos elementos,

me arengué para insuflarme más valor.


Me sentía bien insuflado, pero ella, la

inspiración, se hacía desear.

No iba a bajar los brazos, no es mi estilo:

Con inspiración escribe cualquiera, y no

es mi caso: nunca me reconocí como un

cualquiera.


Las condiciones adversas representan un

desafío, sólo los débiles abandonan. Los

otros nos adaptamos y seguimos adelante:

Sólo es cuestión de bajar la vara, me

repetí.


El verdadero poeta escribe en cualquier

condición y circunstancia; nada ni nadie

lo detiene, porque es libre:


Nadie puede ser más libre que un poeta:

se rebela a todo condicionamiento externo

y conoce su misión: revelar que hay otros

mundos y otra libertad posible.


Puede escribir en silencio, pronunciarse en

soledad o entre las masas vociferantes.

O hacer silencio y no escribir; nadie lo obliga:

es libre.


Sólo el poeta verdadero puede escribir

sin tener nada que decir. Pero se cuida

de hacerlo en forma deliberada y nos

engaña con su arte: Todo arte es una

forma de engaño.


Es libre de repetir, citar, parafrasear, copiar,

robar y arrepentirse o no. Y de bajar la vara

tantas veces como desée.


El poema sublime siempre puede esperar.


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