lunes, 15 de enero de 2024

amor y anticuerpos

 

(Helena Mora)

 

Un anticuerpo proactivo

conoció a un cuerpo propasivo.


Se vieron y se unieron

sin pensar ni vacilarlo,


negativo y positivo,

activo y pasivo,

cuerpo y anticuerpo.


Había química ¿qué más?

Nada podría separarlos:


¿Fueron siempre el uno para el otro?

¿o lo inverso?


Necesidades y deseos son expresión

de funciones químicas. Somos pura

química, aunque no somos puros ni

podamos serlo:


¿Nos unen impurezas?

¿Es el amor que pasa?


¿Es la Alguimia Divina que hace arder

los cuerpos y sus anticuerpos en mutación

buscando la Unidad?


Positivo y Negativo se rechazan y se atraen

en un juego que los funde y consume,

confundidos en su ilusoria y provisoria

unidad:


El amor es combustión, no hay amor

para lo neutro ni pasaje de fluidos

entre neutralidades afines opuestas

por el vértice.


El paso del amor no puede ser neutralizado:

El amor vence, luego pasa a otro estado

hasta completar su ciclo dentro de la

fecha de vencimiento.


El amor cambia la vida

de cuerpos u anticuerpos.


Es pura química el amor


(el resto somos impurezas aptas para el

consumo e intercambio de bacterias que

se agitan y se inflaman y se reproducen

a imagen semejanza, según los términos

de el Amor Divino)


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