jueves, 11 de enero de 2024

Reconocimiento tardío

 

(Germán Singerman)

 

Hay que estar preparado para la vejez;

puede llegar en cualquier momento

y tomarnos por sorpresa.


A un viejo, no lo sorprende casi nada:

está acostumbrado a no entender mucho

de lo que pasa a su alrededor, y más allá

menos.


Entiende que es natural que le resulte

ajeno lo que antes no lo era, y lo acepta:

es un viejo, no hay mucho que entender.


Hay que saber permanecer ajeno

y prepararse para el futuro, donde

la evolución de la enajenación se irá

pronunciando en todos los sentidos,

hasta perder la memoria, la movilidad

y la conciencia.


No hay mucho más que perder.


No todos estamos preparados para ser viejos.

Aunque sabemos que es algo natural

y una forma de evolución inevitable.


Nunca pensé en llegar a viejo, no era capaz

de imaginarme viejo, pero reconocía esos

signos en otros, menos y más cercanos.


Ahora me tocó a mi, ya llegué, y vacilo:

Casi que no me reconozco.


Si hubiera estado preparado sería otra cosa...


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